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​Mujeres víctimas de abuso sexual proponen medidas de reparación al estado colombiano

- Las propuestas fueron entregadas por la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales y las mujeres de las mesas municipales, departamentales y nacionales víctimas de violencia sexual.​

Lo cierto es que la vida de Hilda* nunca volvió a ser la misma. La primera vez que fue abusada sexualmente tenía siete años. En la segunda, 18, y fue por parte de un actor del conflicto armado colombiano en el sureño departamento de Nariño.
Hoy Hilda tiene 46 años. También una familia y unas ganas de vivir inmensas. Ella hace parte del grupo de mujeres que fueron víctimas de abuso sexual y que han tocado las puertas de la Jurisdicción Especial para la Paz para que las oiga y se haga justicia de una vez por todas.


“Yo quiero perdonar a los me hicieron sufrir, pero también quiero que haya justicia", le dijo Hilda el viernes a la oficina de prensa de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP. Eso sí, enfatizó, “creemos en la JEP".

El viernes, muy temprano, Hilda y varias decenas de mujeres que fueron violadas por actores del conflicto armado, llegaron hasta el Teatro México, en pleno centro de Bogotá, para escuchar al actual Premio Nobel de Paz, el reputado médico y activista congoleño Denis Mukwege.

Mukwege encabezó en la jornada, un evento al que las mujeres llamaron “Para nosotras, pero con nosotras", en el que las mujeres víctimas de este delito le entregaron al estado colombiano las propuestas de reparación integral que esperan recibir, como atención médica, atención sicológica, acceso a oportunidades educativas, oportunidades para emprender, y sobre todo que se haga justicia, para superar las consecuencias de estos hechos victimizantes en su contra. Fueron horas emotivas. Hubo mensajes de dolor, pero también de esperanza. Hubo llanto y también risas. Hubo abrazos y hubo ovaciones.

Una activista kosovar, que está de visita en Colombia, y acompaña la delegación del Nobel de Paz, con la voz entrecortada, contó cómo fue violada durante la guerra en su país. Antes de concluir su intervención saludó a las chicas colombianas que corrieron la misma suerte que ella y las felicitó por tener la valentía de estar en el Teatro México, tranquilas, con la frente en alto, a pesar de que todo el mundo está pendiente de lo que les sucedió.

Después vinieron más mujeres colombianas. Todas, sin excepción, reclamaron justicia, como Hilda. Pero también pidieron oportunidades. Ellas contaron que después de que fueron agredidas sexualmente todo ha sido más difícil. Una, por ejemplo, en un video, advirtió que prácticamente era analfabeta y que por eso le era casi imposible conseguir empleo.

Entonces, de repente, se vino la musicoterapia. Al menos una veintena de mujeres subieron al escenario y empezaron a cantar. Y mientras cantaban pedían justicia. Pedían que no se olvidaran de ellas. Decían que estaban listas para entregarle a la sociedad lo mejor de sí. Cuando la música se detuvo y las mujeres dejaron de cantar, en el Teatro México hubo ovación y se notaba que todos los presentes tenían una lágrima en la garganta.

Ya antes el director de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP, Giovanni Álvarez, les había prometido a las mujeres abusadas que haría todo lo que estuviera a su alcance para que la justicia alegrara sus corazones, porque -dijo- “es imposible conseguir la paz sin justicia".

“Ustedes solo me producen admiración por su valentía", añadió el funcionario.  

Finalmente, para los espectadores llegó el plato fuerte del día: escuchar al doctor Mukwege, un hombre de 64 años y quien en diciembre pasado recibió en Oslo el Nobel de Paz junto a la otrora esclava sexual del Estado Islámico Nadia Murad.

Mukwege sostuvo una charla con la prestigiosa filósofa surafricana Louise Du Toi. Durante unos 40 minutos los dos expertos fijaron sus experiencias sobre los horrores de las guerras y de las violaciones sexuales en estas.

“Las consecuencias de la violencia sexual, cuando se utiliza como arma de guerra, es muy eficaz" para quienes promueven esos conflictos armados, observó. Luego de una violación, los daños en lo físico, en lo psicológico, en lo social y en lo económico son desastrosos para las mujeres, dijo.

También llamó la atención sobre el tema de víctimas y victimarios. Mukwege considera que por lo menos el 10% de los hombres que han perpetrado violaciones también son víctimas o porque en la infancia fueron abusados y ya adultos repitieron el crimen, o porque su cerebro les fue lavado para que cometieran esas atrocidades.

Pero, ¿cómo entonces detener o intentar detener las violaciones sexuales? Para Mukwege, el trabajo debe empezar desde la cuna, desde la familia, desde la casa. Enseñarles -dijo- a los niños y a las niñas que son iguales ante el mundo y la sociedad para que cuando crezcan ellos no vean inferiores a las niñas.

Sobre la una de la tarde, Mukwege ofreció una rueda de prensa en la que aparte, reiterar sus posturas sobre el tema de las mujeres violadas, agradeció a los colombianos por la invitación y advirtió que él no viaja a los países para ser recibido por jefes de Estado.

El 10 de diciembre último, cuando recibió el Nobel de Paz en la capital noruega, Mukwege recordó cómo en 1996, cuando la guerra llegó a la República Democrática del Congo, hombres armados ingresaron al hospital donde él trabajaba y dieron muerte a más de 30 enfermos.

“Yo no podía imaginar que aquello no era más que el comienzo", dijo.

También recordó cómo niñas que no llegaban a los dos años fueron violadas. “Cuando alcanzamos la cifra de 48 víctimas (menores de edad), estábamos desesperados. Con otros defensores de los derechos humanos, alertamos al tribunal militar. Finalmente, estas violaciones fueron perseguidas judicialmente y juzgadas como crímenes contra la humanidad. Las violaciones de bebés en Kavumu cesaron, lo mismo que las llamadas al hospital de Panzi. Pero el futuro psicológico, sexual y genésico de estos bebés ha quedado hipotecado", observó.

Fueron tantos los horrores que les tocó ver a Mukwege y a sus colegas que constantemente repetían: “Dios mío, decidnos que lo que vemos no es verdad. Decidnos que se trata de un mal sueño. Decidnos que al despertar todo irá bien. Pero no se trataba de un mal sueño. Era la realidad".

Se calcula que Mukwege y sus colegas médicos de África han atendido y operado a por lo menos 40.000 mujeres víctimas de abuso sexual. El doctor Mukwege llegó a Colombia el martes por la noche y terminará su visita mañana sábado.

(*) Nombre cambiado por respeto a la intimidad de la víctima de abuso sexual. ​