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“Ya no quiero tener rencor", dice víctima de violencia sexual​​​

Omaris ha sido víctima de violencia sexual en dos oportunidades. La primera cuando tenía 16 años y la segunda cuando tenía 27. En la primera, el delincuente fue un hombre que se burló de su inocencia. En la segunda, los criminales fueron dos guerrilleros.

Omaris nació hace 40 años en Quibdó, la capital del departamento de Chocó. En 1999 llegó con su esposo y sus tres hijos a la vereda de Punta de Ocaidó, ubicada en el municipio antioqueño de Urrao.

Su esposo se dedicaba a la madera. Salía de su casa a trabajar los domingos y regresaba los sábados por la tarde.

El 10 de marzo de 2007 pasó lo inimaginable. De acuerdo con Omaris, Punta de Ocaidó, para esa época, estaba invadida por integrantes de la otrora guerrilla de las FARC.

“Como a las ocho o nueve de la noche (de ese 10 de marzo de 2007) llegaron (a su casa) dos hombres. Yo no les vi la cara. Entre los dos me hicieron lo que me hicieron", recordó Omaris durante una reciente entrevista con la oficina de prensa de la Unidad de Investigación y Acusación de la Jurisdicción Especial para la Paz.

“Fue algo muy duro para mí. Fue triste. Desde ahí empezaron las amenazas", agregó Omaris, quien añadió además que fue tal la presión de sus agresores que finalmente su familia y ella tuvieron que salir desplazados de Punta de Ocaidó. El motivo: la guerrilla quería llevarse para sus filas a sus dos hijos; ya en el pasado lo habían logrado con dos de sus hermanos y un sobrino.

Según Omaris, “esta es la fecha que mi esposo no sabe que a mí me pasó eso (lo de la violación). Desde ese momento yo no puedo tener relaciones sexuales normalmente. No puedo porque ahí sigue ese fantasma (de la violación)".

Omaris hace parte de una familia de ocho hijos. Cuando tenía ocho años sus padres se separaron. Entonces se vino para Bogotá a trabajar a una casa de familia. Allí un hombre abusó sexualmente de ella. Tenía 16 años.

“Nunca mi familia supo nada", indicó, con la voz entrecortada.

El hombre, evocó Omaris, “me dijo que me iba a comprar una ropa. Y como uno viene del campo, es inocente. Me llevo, creo, a una residencia. Recuerdo que era una casa grande con muchas piezas. Nunca había estado con nadie".

Entonces, muy triste, se encontró con el que sería su esposo y quien en adelante se convertiría en su refugio. Omaris le dijo que todos los hombres eran malos. Le contó que la habían violado.

“No todos", ripostó el que en ese momento fue el paño de lágrimas de Omaris. Entonces se fueron a vivir juntos.

Con el tiempo, Omaris les contó a varias de sus amigas lo que le había pasado, es decir, la historia amarga de sus dos violaciones. Y todas, sin excepción, le respondieron: “¿Por qué callas? Ya no es tiempo de callar y, si tú sigues callando, nunca vas a salir adelante".

“Yo me la paso todo el tiempo llorando. Yo me deprimo mucho", enfatizó Omaris.

Fue a través de esas amigas que Omaris conoció la Asociación Red de Mujeres Víctimas y Profesionales, una organización sin ánimo de lucro que en la actualidad reúne a por lo menos 665 mujeres que fueron víctimas de violencia sexual, muchas de ellas en el marco del conflicto armado colombiano.

En la Red, Omaris ha contado con todo el apoyo de sus compañeras. También se acercó al pastor de una iglesia cristiana y le habló de sus tristezas del pasado. El religioso le dijo: “Uno no se puede quedar ahí. Hay que seguir para adelante".

A veces, cuando se acuesta, Omaris pone a trabajar su memoria y recuerda lo que le pasó hace ya muchos años en Punta de Ocaidó y en Bogotá. Entonces llora en silencio.

“Pero ya no quiero tener rencor", sentenció Omaris, quien vive con su familia en el municipio cundinamarqués de Soacha.