Comunicado 194
La JEP y la Alcaldía de Bogotá develan nueva placa conmemorativa elaborada por familiares de las víctimas del Palacio de Justicia
- La nueva placa fue elaborada de manera conjunta por los familiares de las víctimas, a partir de una orden dada por la Sección de Ausencia de Reconocimiento de la JEP para reemplazar una placa previa instalada en el Palacio Liévano de Bogotá.
- Este proceso hace parte del trámite de medidas cautelares que adelanta la Sección de Ausencia de Reconocimiento, orientada a garantizar el cuidado, la protección y la conservación de tres lugares de memoria histórica vinculados con los hechos ocurridos los días 6 y 7 de noviembre de 1985 en el Palacio de Justicia.
- En el acto de develación intervinieron víctimas directas e indirectas del holocausto del Palacio de Justicia.
- La nueva placa ha quedado a disposición de toda la ciudadanía en el Palacio Liévano de Bogotá.
Bogotá, 28 de noviembre de 2025. En un acto de memoria organizado por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y la Alcaldía Mayor de Bogotá, familiares de las víctimas del asalto y holocausto del Palacio de Justicia, ocurrido hace 40 años, los días 6 y 7 de noviembre de 1985, develaron una placa conmemorativa elaborada conjuntamente para honrar la memoria de sus seres queridos.
La Sección de Ausencia de Reconocimiento de Verdad de la JEP, atendiendo a la solicitud de los familiares de las víctimas, ordenó la elaboración de esta nueva placa que recogiera su sentir y sus palabras para instalarla en el Palacio Liévano (sede de la Alcaldía Mayor de Bogotá), y reemplazar la placa denominada ‘Placa XXIV’ que fue instalada sin tener en cuenta la totalidad de la historia sobre los que verdaderamente ocurrió. El proceso comenzó en 2023, tras la solicitud de medidas cautelares a tres sitios de memoria claves en este caso: El Museo de la Independencia Casa del Florero, las Caballerizas del Cantón Norte y el Cementerio Sur de Bogotá.
Entre las acciones tomadas por estas medidas cautelares, la JEP ordenó retirar la ‘Placa XXIV’ del Palacio Liévano de Bogotá por considerarla revictimizante, y ordenó la elaboración de una nueva placa que plasmara un texto hecho conjuntamente por las víctimas. Entre 2023 y 2025, la JEP realizó múltiples audiencias, reuniones de concertación y encuentros para acordar el contenido de la nueva placa que se ha instalado y develado en la mañana de este viernes 28 de noviembre de 2025, a 40 años de los hechos que conmocionaron al país y dejaron un alto número de víctimas directas e indirectas.
En el acto de develación de la placa intervinieron algunos representantes de los familiares de las víctimas, como Helena Urán Bidegain, hija del magistrado auxiliar del Consejo de Estado Carlos Horacio Urán, de quien hay pruebas de que salió con vida del Palacio de Justicia y cuyo cuerpo fue hallado posteriormente en Medicina Legal con signos de una muerte violenta; Alejandra Rodríguez, hija de Carlos Augusto Rodríguez Vera, administrador de la cafetería del Palacio de Justicia en 1985; Ramiro Borja, exmagistrado de la Sección Tercera del Consejo de Estado y sobreviviente; y Angie Reyes Melo, nieta de Alfonso Reyes Echandía, quien era el presidente de la Corte Suprema de Justicia cuando fue asesinado en los hechos del Palacio. Asimismo, otras víctimas y familiares estuvieron presentes acompañando de manera solemne el acto.
En este acto de memoria, las voces de las víctimas y sobrevivientes ocuparon el lugar central que durante décadas les fue negado. Sus testimonios no solo evocaron el horror vivido durante los hechos del Palacio de Justicia, sino que subrayaron la importancia de nombrar la verdad completa y de comprender la profundidad del daño causado. Desde quienes perdieron a sus familiares hasta quienes vivieron en carne propia la violencia, sus palabras trazaron una ruta ética sobre la necesidad de recordar y resignificar estos hechos.
Angie Reyes evocó la herida que persiste: “Cuarenta años después, seguimos con una herida abierta; una herida que no cicatriza, sino que se reabre una y otra vez. Este ejercicio de memoria que estamos haciendo es importante. Es colectivo, pero también es individual”.
Por su parte Helena Urán Bidegain señaló que la placa anterior “ocultaba una parte esencial de la realidad. Y cuando la verdad se niega, también se niega la dignidad humana y el desarrollo democrático de un país”. Añadió que las voces de las víctimas “fueron silenciadas durante décadas, y deberían estar hoy aquí con nosotros”. Urán advirtió que el negacionismo persiste en discursos que presentan la tortura como un “daño colateral” o la desaparición como una “mala entrega”. Para Urán Bidegain, la historia debe contar con claridad que “los crímenes cometidos en esos lugares no fueron excesos aislados”, sino parte de un entramado de violencias que debe nombrarse para honrar a quienes los padecieron.
Ramiro Borja invitó a reflexionar sobre el profundo impacto de los hechos: “Hoy estamos recordando un episodio infausto que, aunque estuvo marcado por hechos profundamente negativos, también dejó enseñanzas valiosas: la grandeza del espíritu y del corazón que se hace presente cuando evocamos, una a una, a las víctimas del holocausto del Palacio de Justicia”.
Alejandra Rodríguez recalcó la urgencia de alcanzar una verdad plena tras décadas de impunidad: “Hacer memoria se ha convertido en el único camino ético y moral para traer al presente a quienes nos fueron arrebatados, para mantenerlos vivos. No somos cifras ni solo víctimas, sino seres humanos completos en nuestros relatos”. Rodríguez celebró la instalación de la nueva placa, pues, a diferencia de la anterior, “reconoce todas las vidas cercenadas sin distinción de rango o condición y, lo más importante, admite la participación del Ejército en crímenes de lesa humanidad”.
La magistrada María del Pilar Valencia, vicepresidenta de la Sección de Ausencia de Reconocimiento de Verdad, resaltó que la memoria no es un gesto aislado ni meramente simbólico, sino un elemento con potencia ética y transformadora; un poder “que nombra el daño, devuelve la dignidad y reconstruye la confianza. A 40 años del holocausto del Palacio de Justicia, este país sigue aprendiendo que, sin verdad, no hay democracia posible”.
La magistrada Valencia recordó que los días 6 y 7 de noviembre de 1985 marcaron para siempre a la justicia colombiana, al converger la toma armada del M-19, la respuesta desmedida de la fuerza pública y una cadena de violencias que incluyó desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y silencios impuestos que aún persisten. Por ello, insistió en que la educación sobre lo ocurrido debe ser permanente y transversal, afirmando que “la verdad no puede quedar confinada a los archivos ni a los discursos conmemorativos: debe llegar a las aulas, a la cultura ciudadana y a una forma en que el país entienda su historia reciente”.
Finalmente, señaló que la nueva placa conmemorativa no pretende cerrar una herida —porque no puede hacerlo—, pero sí impedir que permanezca abierta por efecto de la negación y del silencio histórico.
En el acto también intervino Isabelita Mercado, consejera de Paz, Víctimas y Reconciliación de la Alcaldía Mayor de Bogotá, quien destacó la paciencia, el respeto y la resistencia de las víctimas. Señaló que “este fue un acto de reconocimiento, de responsabilidad institucional y de dignificación de cada una de las víctimas”, y concluyó con un mensaje contundente: “este país no puede permitirse olvidar nunca más”.
La ceremonia cerró con la develación de la nueva placa a cargo de los familiares de las víctimas, quienes juntaron sus manos para remover la tela que la ocultaba. La lectura del texto plasmado en ella que estuvo a cargo de las víctimas. Dice:
“El 6 y 7 de noviembre de 1985 Colombia vivió una brutal ruptura del orden constitucional, la guerrilla del M–19 asaltó el Palacio de Justicia, sede principal del poder judicial, manteniendo como rehenes a magistrados, servidores, trabajadores de la rama y visitantes.
La “retoma” por parte de las fuerzas militares se realizó con exceso de fuerza y violencia, causando la destrucción del Palacio de Justicia y dejando como resultado casi una centena de muertos y más de una decena de personas desaparecidas forzadamente.
Como resultado de la persistencia de los familiares, el Estado colombiano ha sido condenado nacional e internacionalmente y se ha establecido su responsabilidad en las desapariciones forzadas, ejecución extrajudicial y torturas, ejecutadas por el Ejército Nacional.
Con esta placa se honra a todas las víctimas: a quienes sobrevivieron el horror, a quienes les arrebataron su vida, a quienes desaparecieron forzadamente, a quienes torturaron. Se reconoce el dolor, la pérdida y la dignidad de sus familias.
Se hace memoria para exigir: ¡NUNCA MÁS!”
Con este acto de memoria, las palabras con las que los familiares de las víctimas del asalto y holocausto del Palacio de Justicia honran a sus seres queridos quedan a disposición de toda la ciudadanía en una de las columnas del Palacio Liévano en el centro de Bogotá.