Nota de prensa
Las comunidades ribereñas del río Magdalena recibieron a la JEP en el corregimiento El Guayabo, de Puerto Wilches (Santander)
- La magistrada Catalina Díaz visitó El Guayabo el pasado 10 de mayo, en el marco de la acreditación del río Magdalena como víctima en el Caso 08, que investiga los crímenes cometidos por miembros de la fuerza pública, u otros agentes del Estado, en asociación con grupos paramilitares y/o terceros civiles durante el conflicto armado.
- Las comunidades ribereñas expresaron cómo las afectaciones al río también las han afectado a ellas, a sus tradiciones y sus formas de subsistir.
- La visita de la JEP estuvo acompañada por organizaciones sociales y de víctimas, así como por entidades del Estado que se comprometieron con la restauración del río y de las comunidades que viven de él.
El Guayabo, Puerto Wilches, Santander, 29 de julio de 2025. El pasado 10 de mayo, una comitiva de la JEP, organizaciones sociales y de víctimas y varias entidades del Estado llegaron al corregimiento de El Guayabo, en Puerto Wilches (Santander) con el fin de socializar la decisión de acreditar al río Magdalena como sujeto de derechos y víctima en el Subcaso Magdalena Medio, del Caso 08 de la JEP, el cual investiga los crímenes cometidos por miembros de la fuerza pública, u otros agentes del Estado, en asociación con grupos paramilitares y/o terceros civiles en el marco del conflicto armado.
Esta comitiva estuvo encabezada por la magistrada Catalina Díaz, actual vicepresidenta de Sala de Reconocimiento de Verdad y la relatora del Subcaso Magdalena Medio, y contó con la participación de representantes del Ministerio de Agricultura, de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), de la Defensoría del Pueblo, de la Unidad para las Víctimas y de la Gobernación de Santander.
La decisión de acreditación del río Magdalena ante la JEP recogió la solicitud de la Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos (Credhos), la Unión Sindical Obrera (Uso), el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (Cajar); la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC) y el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio.
En dicha solicitud las organizaciones señalaron las afectaciones sufridas por el río Magdalena a raíz de la desaparición forzada de personas, la contaminación de hidrocarburos por los atentados a la infraestructura petrolera producto del robo de gasolina, la contaminación por fumigaciones con glifosato y modificaciones en el cauce del río, la contaminación por vertimientos de desechos producto de la explotación ilegal del oro y el carbón y la ruptura del tejido social de las comunidades que protegen y viven en el río.
La comunidad de El Guayabo, ubicada a dos horas en lancha desde Barrancabermeja (Santander), fue la población ribereña escogida para realizar la socialización de esta decisión de la JEP por ser una de las comunidades solicitantes de la acreditación y por ser un ejemplo de cómo los grupos armados afectaron a las poblaciones ribereñas del río Magdalena atemorizándolas y ejerciendo control sobre ellas a través de una violencia desmedida. En estas poblaciones colindantes con el río se hizo común ver pasar cuerpos sin vida y la prohibición de rescatarlos y darles “cristiana sepultura”.
Una de las historias que refleja el dolor que ha tenido que enfrentar la comunidad de El Guayabo es la del asesinato y desaparición forzada de Edilma Fajardo Padilla. Según el relato de los pobladores, Edilma llegó a El Guayabo nadando por el río. La perseguían grupos paramilitares y estaba buscando refugio. Edilma pudo resguardarse unas horas en una casa a la que entró por una puerta trasera, hasta que la encontraron y la asesinaron delante de todo el pueblo. Luego, según cuentan testigos del hecho, llenaron su cuerpo de piedras y lo arrojaron al río.
“Le pedimos perdón al río Magdalena, a este amigo silencioso, por tantos asesinatos que ha habido, por todos los cuerpos que le han tirado. Le pedimos perdón a la familia de Edilma. Lo que pasó nos marcó como mujeres. ¡Justicia! ¡Justicia! ¡Justicia!”, gritó con voz recia Virginia, una lideresa de El Guayabo durante el acto.
Para homenajear a Edilma, durante la visita de la comitiva, varias mujeres bordaron sobre una tela su nombre junto a la frase: “Siempre vivirás en nuestros corazones”. Algunas entidades, llamadas por la JEP a restituir los derechos del río Magdalena y de las comunidades que lo rodean, escribieron en esta tela sus compromisos para que historias como esta no se repitan.
“Los buscaremos por agua, cielo y tierra”, escribió Daladier Jaramillo, coordinador territorial en el Magdalena Medio de la UBPD; “reafirmamos el compromiso de restituir las tierras y proteger los baldíos para la comunidad”, registró José Luis Quiroga Pacheco, viceministro encargado de Desarrollo Rural del Ministerio de Agricultura; “reconocemos y acompañamos a la comunidad de El Guayabo en la búsqueda de verdad, justicia y no repetición”, expresó Paola Daniels, directora territorial del Magdalena Medio en la Unidad para las Víctimas, entre otros representantes de la institucionalidad que estuvieron presentes.
Luego, sobre una canoa artesanal, los pescadores de El Guayabo elaboraron un mandala que entregaron al río para homenajear a Edilma y a otras víctimas cuyos cuerpos fueron arrojados al Magdalena y permanecen desaparecidas.
“Esta acreditación nos lleva a investigar y a explicarle a la sociedad qué significó que el río se hubiera convertido en una fosa común. Vamos a investigar esas afectaciones y qué responsabilidad tuvo la fuerza pública”, afirmó la magistrada Catalina Díaz, durante el acto conmemorativo.
La magistrada Díaz también manifestó cuánto la conmovió este homenaje y la manera en que la comunidad ha venido sobreponiéndose a hechos tan dolorosos: “Me impresiona ver que las mujeres de El Guayabo ya no están viviendo historias como las de Edilma, sino que están yendo al colegio y convirtiéndose en lideresas. Es un logro de ustedes y esto me honra, me alegra y me llena de esperanza”, dijo la magistrada Díaz, dirigiéndose a las personas que se acercaron al puerto fluvial del pueblo para recibirla.
En el marco de la socialización, la comunidad de El Guayabo expuso los daños ambientales que ha sufrido el río producto de los atentados a los oleoductos para extraer gasolina y venderla en el mercado negro y la minería ilegal del oro, que ha contaminado las aguas del río con vertimientos de mercurio y otros químicos, afectando la pesca y la agricultura en la región.
Así lo narró Iván Madero, director de Credhos, una de las organizaciones que solicitó esta acreditación ante la JEP: “Los actores armados cambiaron el cauce de los ríos para beneficiar a terceros. También hemos determinado contaminaciones por parte de las empresas de hidrocarburos y de las economías ilegales”, afirmó, al tiempo que planteó que los proyectos restaurativos que se están estructurando en la JEP (dentro de lo que serán las sanciones propias) “son la oportunidad de solucionar las necesidades del río y de las comunidades ribereñas”.
En la misma línea, el padre Eliécer Soto, quien fue párroco de esta comunidad en el año 2000, llamó la atención para que las acciones que se tomen para restituir al río no sean proyectos de economías de enclaves o monocultivos: “Esto sería revictimizar al río Magdalena. Debe haber un equilibrio entre cultivos de palma y economía de pancoger, que los monocultivos no acaben con la soberanía alimentaria”, dijo.
La comunidad de este corregimiento construido hace cerca de cuarenta años, pero que no cuenta con servicios de acueducto, ni alcantarillado, que no tiene corregidor ni estación de Policía, agradeció la presencia de la comitiva de organizaciones y entidades del Estado. "No estamos solos, seguimos en la lucha", manifestó Marisela Jiménez, integrante de la Junta de Acción Comunal Progresista de la Ladera Santandereana, Japrolasan.
Marisela recibió el Auto de acreditación del río y pidió a los asistentes que ratificaran su compromiso con El Guayabo, mojando sus dedos con agua y la arena del río Magdalena para plasmar sus huellas en el documento.
La visita terminó con las palabras de un visitante de San Pablo, Bolívar, otro pueblo ribereño del río Magdalena, quien resumió el acto con estas coplas:
“Voy a narrar un relato
pa’ mejor decir les cuento
la historia de nuestro río
que hoy tiene a muchos sufriendo
porque lo llenan los humanos
de palma y con muchos muertos
Hoy acá en El Guayabo
ante la JEP me presento
acompañando a este pueblo campesino
así lo siento
reclamando sus derechos
con leyes y fundamentos
que estamos ante el río
de los valles es sustento
Por el agua que es vida
y el pescado
nuevamente sustento
hoy queremos declararlo
sea sujeto de derechos”.