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​​​“Aquí la oportunidad es para apostarle a la paz y a la reconciliación”, dice víctima que participó en taller organizado por la UIA en Corozal

El día que mataron a Luis Carlos Galán en el municipio cundinamarqués de Soacha, el 18 de agosto de 1989, Adil José Meléndez fue liberado.

“Fueron sentimientos encontrados. Mientras todo era alegría porque yo gozaba de mi libertad, de pronto todo fue apagado cuando salió el extra noticioso que decía que habían matado a Luis Carlos Galán", aseguró Meléndez, de 42 años, a la oficina de prensa de la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) de la Jurisdicción Especial para la Paz.

“La alegría (por mi liberación) fue absorbida por la tragedia", agregó Meléndez, quien fue secuestrado por una organización al margen de la ley de Cartagena de Indias el 5 de agosto de 1989.

Las declaraciones de Meléndez se dieron en el municipio de Corozal, en el departamento de Sucre, durante una jornada de socialización promovida por la UIA y en la que participaron 50 líderes de víctimas del conflicto armado del Caribe colombiano.

Una de esas víctimas, desde luego, fue Meléndez.

Él recuerda con nostalgia que tenía 13 años cuando cayó en manos de los secuestradores. De entrada, los delincuentes pidieron cinco millones de pesos por su liberación.

“Pero eso era una fortuna y mi padre no tenía ese dinero. Mi padre era un campesino", contó Meléndez, un negro alto, acuerpado y buen conversador que en la jornada en Corozal vestía una camiseta amarilla y un jean.

Meléndez no guarda rencor contra nadie. A quienes los secuestraron hace muchos años los perdonó porque, según sus propias palabras, “el que odia es el que sufre" no obstante que “el secuestro es una tragedia; sufre más el (familiar) que está en libertad que aquel que está secuestrado".

Así que después de que fue liberado, gracias a un operativo de la fuerza pública en zona rural del municipio sucreño de San Onofre, Meléndez dejó atrás cualquier resentimiento y se puso a estudiar derecho. Entonces se volvió abogado. Y abogado de los buenos. Su fuerte son los derechos humanos.

“Entonces, después de casi 30 años, mi objetivo es defender a los que no tienen voz. En este momento representamos a unas 10.000 víctimas del conflicto armado en el Caribe colombiano", añadió Meléndez, quien concluyó que en los últimos años ha hablado cara a cara con algunos de los jefes paramilitares que, en su momento, más daño hicieron en la Costa Caribe: Uber Enrique Bánquez Martínez, alias “Juancho Dique"; Édgar Cobos Téllez, apodado “Diego Vecino", y Jesús Ignacio Roldán o “Monoleche".

De acuerdo con Meléndez, en su cruzada por la paz ha hablado incluso con mandos militares que, según su versión, en el pasado al parecer participaron en la comisión de masacres u homicidios colectivos en Sucre.

“En este momento el país no tiene ninguna oportunidad para apostarle a la guerra. Aquí la oportunidad es para apostarle a la paz y a la reconciliación", añadió Meléndez, no sin antes destacar la labor de la JEP “porque está trabajando en resolver estos hechos atroces y para que el país pueda encontrar un camino a este tortuoso momento de noche y niebla que hemos vivido en los últimos años".

Y de pronto, cuando Meléndez dejó de hablar, el turno le tocó a Luz Helena Sánchez. Su nombre parece paisa, pero es más costeña que el mar.

De entrada, Sánchez advirtió que como tal no ha sido víctima del conflicto armado. Tal vez por eso su labor es más destacable: se ha dedicado a trabajar con jovencitas y jovencitos que fueron víctimas de la guerra.

“En esto llevo 30 años. Mi objetivo es ayudarles a los niños y a los jóvenes", enfatizó.

Para las próximas semanas, la UIA tiene programados eventos similares a los de Corozal en Cúcuta y Pasto