“¿Será que sufrió mucho antes de que lo mataran?", se pregunta madre de víctima de 'falsos positivos' del Batallón La Popa
Lo que más le inquieta a Marta Cecilia Villada Ramírez, 23 años después del asesinato de su hijo Mario Alejandro Lozano Villada, es el extraño protagonismo en la trágica historia de una mujer que era su compañera sentimental.
Lozano Villada fue asesinado el 10 de agosto de 2002, cerca de Valledupar, por integrantes del Batallón La Popa, a la sazón comandado por el coronel en retiro del Ejército Nacional Publio Hernán Mejía Gutiérrez.
Lozano Villada tenía 20 años.
“Ellos (Lozano Villada y Claudia) vivieron dos años y de un momento a otro (a principios de julio de 2002) ella llegó diciendo que él se iba a ir para Valledupar a trabajar en una finca", le relató Marta Cecilia Villada, el 13 de mayo de 2025, al Grupo de Relacionamiento y Comunicaciones de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP.
De acuerdo con la narración de Marta Cecilia Villada, Claudia le dijo en esa oportunidad: “Gorda, Alejo se va para Valledupar. Va a trabajar allá. Nos vamos a organizar, pero yo me voy cuando él esté bien instalado. En tres meses yo también me voy".
Días después, Claudia requirió de nuevo a Marta Cecilia Villada para decirle que el 20 de julio de ese 2002 su hijo la iba a llamar por teléfono desde Valledupar. Quedaron entonces de verse por el sector de Fontibón, en Bogotá. Pero una advertencia: que ella debía estar en la conversación entre madre e hijo.
Nunca se produjo la llamada telefónica.
Finalmente, el 10 de agosto siguiente, Claudia llamó de nuevo a Marta Cecilia Villada. “Gorda, mataron a Alejo", le dijo la misteriosa mujer a la desconcertada madre, que hoy tiene 63 años.
De ahí en adelante, solo hay vacíos en la relación entre Lozano Villada y Claudia, al decir de Marta Cecilia Villada, quien aún hoy se hace preguntas como estas: ¿Por qué Mario Alejandro nunca llamó ese 20 de julio? ¿Qué estaba haciendo Claudia en Valledupar el día que mataron a Mario Alejandro si ella misma había advertido que viajaría allá tres meses después?
Adicionalmente, ¿por qué Claudia se molestó con Marta Cecilia cuando empezó a hacerle las preguntas obvias que cualquier madre hubiera hecho ante semejante tragedia? ¿Por qué Claudia se enteró de la muerte de Mario Alejandro si en principio fue reportado como N.N.?
Lo que sí está probado es que Claudia trajo a Bogotá el cadáver de Lozano Villada con mil condiciones y regaños para su familia. Tantos, que una hermana de Marta Cecilia Villada, molesta y ofendida ante tanto irrespeto, la increpó con un sólido argumento: “Usted se llevó vivo a mi sobrino y mire cómo nos lo devolvió".
Entonces vino el sepelio. A él no fue mucha gente. Uno que otro amigo de la familia de Lozano Villada se hizo presente en la funeraria y en el cementerio El Apogeo de Bogotá para lamentar su trágica desaparición.
Tal vez la gente no asistió por la manera canalla en que se presentó la noticia de su muerte: que, en su condición de paramilitar, fue muerto en un enfrentamiento con el Ejército Nacional.
“A mi hijo muerto me lo entregaron vestido de camuflado y motilado como si fuera un militar", agregó Marta Cecilia Villada, natural de Manizales y madre de cuatro hijos.
Prácticamente desde el día del entierro de Lozano Villada, su familia perdió todo contacto con Claudia. Tal vez en dos o tres oportunidades, en ese mismo 2002, llamó a su antigua suegra para saludarla. Nada más. Es decir, desde hace más de 20 años los Lozano Villada no tienen pista alguna de la mujer que, en concepto de Marta Cecilia Villada, “parece que reclutó a mi hijo".
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Días antes del asesinato de Lozano Villada y de tres hombres más, en la vía que del municipio cesarense de Bosconia conduce a Santa Marta —a la altura de la población de Valencia de Jesús—, se había presentado el robo de varios vehículos que transportaban electrodomésticos.
Las pesquisas adelantadas por los fiscales e investigadores de la Unidad de Investigación y Acusación han concluido que paramilitares al mando del cabecilla alias “39" (David Hernández Rojas) les entregaron a efectivos del Batallón La Popa los cadáveres de los cuatro hombres para que, falsamente, los presentaran a la opinión pública como el resultado positivo de su lucha contra todos los grupos armados ilegales del Cesar (paramilitares en este caso).
“Unas semanas después (del robo de la mercancía), el coronel (Publio Hernán)Mejía, en coordinación con 39 (…), organiza otro resultado operacional en ese sector. El objetivo era mostrar a la opinión pública, a la población, que el Batallón La Popa, evidentemente, había golpeado a los bandidos de las autodefensas", le contó a la Unidad de Investigación y Acusación —en octubre de 2022— el teniente coronel (r) Heber Hernán Gómez Naranjo, quien en 2017 se sometió a la Jurisdicción Especial para la Paz.
Mejía Gutiérrez ha negado cualquier participación suya en la muerte de Lozano Villada y en las de muchas más personas que fueron asesinadas por corruptos integrantes del Batallón La Popa que estaban bajo su mando.
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Después del asesinato de Mario Alejandro Lozano, su madre trató de darle normalidad a su vida. Adicionalmente, nunca se atrevió a averiguar por la muerte de su hijo. Aunque era consciente de que había tenido y criado a un hombre de bien, no intentó contradecir públicamente la versión oficial: que Mario Alejandro había muerto como un delincuente.
Pero sus otros tres hijos crecieron y se interesaron en el caso de su hermano. Uno de ellos, por ejemplo, ha tratado sin suerte de dar con el paradero de la inefable Claudia.
En esas mismas averiguaciones supieron de la existencia de la JEP y expusieron su historia. Entonces se enteraron de que Mario Alejandro había sido víctima de una ejecución extrajudicial o de un “falso positivo". Y lo más importante: les dijeron, para su tranquilidad, que él no era un delincuente y que esa sindicación se la habían endilgado mentirosamente sus victimarios.
“Parece que a Claudia se la tragó la tierra", comentó Marta Cecilia Villada, quien 23 años después del asesinato de su hijo sigue atormentada con una duda que le hace encharcar sus ojos: “¿Será que sufrió mucho antes de que lo mataran?".
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P. D.: La semana pasada, en la sede principal de la Jurisdicción Especial para la Paz, en el norte de Bogotá, se llevó a cabo la duodécima sesión del juicio oral que la Jurisdicción Especial para la Paz adelanta en contra del coronel Publio Hernán Mejía Gutiérrez.
En julio de 2023, el exoficial en mención fue acusado por la Unidad de Investigación y Acusación como presunto responsable de los delitos de homicidio en persona protegida, tortura y desaparición forzada cuando se desempeñó como comandante del Batallón La Popa de Valledupar (2002-2004).
A Mejía Gutiérrez se le responsabiliza de haber ideado y conducido un ilegal Aparato Organizado de Poder que, entre diciembre de 2001 y noviembre de 2003, segó las vidas de 72 personas —entre ellas la de Mario Alejandro Lozano Villada— que mentirosamente fueron presentadas a las autoridades y a la opinión pública como delincuentes muertos en combate.
El juicio contra Mejía Gutiérrez se reanudará el 26 de mayo próximo.