En las etapas anteriores a la priorización, la JEP agrupó los hechos en tres patrones:
1). Los crímenes cometidos en ejercicio del control social y territorial:
Este patrón agrupa conductas no amnistiables cometidas en ejercicio del control social y territorial como: Asesinatos selectivos, masacres, desplazamientos, desaparición forzada y violencia sexual en contra de personas que las Farc-EP catalogaron como 'enemigo'.
Estos crímenes los llevaron a cabo contra personas desconocidas por los guerrilleros por ser foráneas a la región, así como contra campesinos de las zonas para regular su comportamiento y castigarla en casos de desobediencia, para vaciar el territorio de autoridades
estatales y liderazgos políticos contrarios a su ideología y propósitos; todo esto con el fin dominar territorios considerados estratégicos militar y económicamente. El pico de estos hechos fue entre el 2002 y el 2007, en medio de la confrontación con paramilitares
y con el Ejército nacional.
2). Los crímenes cometidos en desarrollo de las hostilidades.
Este patrón agrupa conductas no amnistiables cometidas en el desarrollo de las hostilidades como homicidios, los ataques indiscriminados, uso de medios y métodos de guerra prohibidos en tomas guerrilleras a poblaciones civiles, entre otras.
El plan estratégico para la toma del poder implementado por las Farc-EP conllevaba la confrontación militar con el Ejército nacional, así como con fuerzas irregulares de autodefensas y paramilitares.
Para ello, la guerrilla aumentó y diversificó su arsenal incluyendo armas no convencionales y de uso indiscriminado cuya utilización debe ser examinada por la Sala para determinar los casos en que se presentaron graves infracciones del DIH. Por ejemplo, algunos
informes reportan el uso de minas antipersonal y de artefactos explosivos artesanales contra poblaciones civiles, así como 'métodos de combate' prohibidos. Ello incluye reportes de ataques contra objetivos que no eran militares o no representaban ventaja militar,
la utilización de escudos humanos y los ataques contra personas y bienes protegidos por el derecho internacional humanitario como edificios religiosos, educativos y de salud.
3). Los crímenes cometidos en contextos urbanos.
Este tercer patrón parte del reconocimiento de asesinatos selectivos por parte de antiguos miembros del último Secretariado de las Farc-EP, así como de los expedientes que registran ataques urbanos con explosivos como el del Club El Nogal.
Así mismo, este patrón agrupa conductas no amnistiables como homicidios y ataques a bienes y personas civiles en contextos urbanos. Si bien las Farc-EP fueron una guerrilla campesina originaria de zonas de la expansión agrícola, a partir de su rápido crecimiento
en la década de los noventa también incursionó en áreas urbanas, donde perpetró homicidios de civiles bajo modalidad de sicariato, atentados a personas y bienes civiles con explosivos.