“Para que podamos tener un país reconciliado y en paz debemos tener credibilidad": fiscal Álvarez Santoyo
Tal vez lo que más conmovió al público presente el miércoles en el Museo Nacional de la capital colombiana fueron los relatos leídos por víctimas de violencia sexual y escritos por el Grupo Las Troyanas.
Uno de los relatos correspondió a una mujer que vio llegar a un campamento guerrillero a una chiquilla recién reclutada. La mujer vio en esa pequeña su propia historia. Una historia que la devolvió a su infancia porque “yo también fui una niña", porque “yo también iba al colegio con mis amigos", porque “yo también tenía familia".
La mujer contó que a la pequeña la ha oído “llorar desde hace más de cinco noches, y parece que la aguardaran más lunas de llanto (…) No entiendo por qué la trajeron" si este “no es un lugar para una niña".
Pero esa es la visión de la mujer, porque para sus compañeros la pequeña “no es una niña".
Es más, “ellos no ven como le tiembla el cuerpecito cuando la cogen en sus manos, como los golpea con sus manitas finas, delgaditas y suavecitas. No oyen tampoco como llama a su 'mamita' todas las noches para que les quite el miedo, el malestar, el dolor y el frio. Tampoco oyen cuando, llorando, pide que su 'papito' la cuide de esos hombres malos, que la perdone, que ella no ha hecho nada malo".
Al final y después de recordar todas las vicisitudes que tuvo que vivir cuando también fue niña, y también cuando, según sus palabras, fue mujer de la revolución, la protagonista del relato fue en ayuda de la pequeña. “Corrí hacia la tienda, no me importaba nada, solo quería que la dejaran sola, que la dejaran tranquila, que no le hicieran daño, porque yo también lloraba por las noches, yo también fui abusada".
Entonces el publico que asistió al Museo Nacional se conmovió con la historia leída por una de las víctimas de violencia sexual y muchos de los asistentes lloraron. Fue un testimonio a la altura de la conmemoración del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, en un sentido acto organizado por la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP.
El primero en ponerse de pie para aplaudir a las narradoras y narradores de las historias de Las Troyanas fue el director de la Unidad de Investigación y Acusación, Giovanni Álvarez Santoyo, un defensor incansable de las víctimas del conflicto armado colombiano.
Tal vez por eso, por ese sentimiento que tiene con las víctimas, es que cuando habló Álvarez Santoyo se preguntó y les preguntó a los asistentes: “Ante el panorama colombiano, con más de 10 millones de víctimas, es que hoy digo: ¿Qué hemos hecho nosotros para proteger a los colombianos más débiles? ¿Qué hemos hecho nosotros para darles justicia a las víctimas del conflicto? ¿Qué hemos hechos nosotros para restaurar a esas víctimas?".
Durante su intervención, el fiscal jefe de la Jurisdicción Especial para la Paz insistió en la obligación de la sociedad y del Estado de restaurar a las víctimas del conflicto armado.
En su concepto, el modelo de justicia restaurativa es la “materializacion de un sueño para las víctimas del conflicto armado", en este caso –el de la jornada–, para las afectadas por delitos sexuales. Sin su valentía, enfatizó, “no nos hubiésemos percatado de la necesidad de restaurarlas".
Por último, el funcionario recalcó que, “para que podamos tener un país reconciliado y un país en paz, hay que tener credibilidad y tenemos que ejecutar las acciones y los compromisos que tenemos con las víctimas y con la sociedad colombiana".
Por parte del Gobierno nacional la palabra la llevaron la vicecanciller Elizabeth Taylor y el viceministro de Salud Jaime Urrego. Los dos insistieron en el compromiso del Ejecutivo de construir en Villavicencio un centro especializado para víctimas de violencia sexual.
En tanto, Wilmer leal, director del Fondo Colombia en Paz, comentó que la construcción del centro especializado para víctimas de violencia sexual en la capital del Meta será, no solo un legado para Colombia, sino un reconocimiento para las víctimas de los conflictos latinoamericanos.
Finalmente, Pilar Rueda, asesora del Director de la Unidad de Investigación y Acusación y principal organizadora del evento en el Museo Nacional, dijo a medios locales que la conmemoración del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos “es un homenaje y una dignificación a quienes han muerto defendiendo los derechos de las víctimas de violencia sexual" en Colombia y el mundo.
A la una de la tarde concluyó el evento en el Museo Nacional en medio de abrazos y una que otra lágrima de las víctimas del conflicto armado. Eso sí, a todo el mundo le quedó sonando la frase de la líder indígena María Carmen Juagibioy: “No habíamos declarado por miedo, pero en el proceso con la Unidad de Investigación y Acusación nos han mostrado que nosotras no somos las únicas que vivimos con este temor, ni tampoco las únicas que hemos sufrido la discriminación y revictimización".