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​​“Quiero sanar las heridas del alma a través de la Pachamama", dice Humberto, hombre víctima de violencia sexual.

Humberto  fue víctima de violencia sexual cuando era un niño. El solo hecho de tener que recordar aquellos momentos tristes de su infancia le hace entrecortar la voz.

“Esto me sucedió hace muchos años en cierto territorio del Huila, donde fui víctima de maltrato. Recibí golpes y en otras ocasiones fui abusado sexualmente", recordó Humberto durante una entrevista con la oficina de prensa de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP. “Eso me ha acarreado a mí un sufrimiento en mi forma de vida. (A veces vivo) lleno de resentimientos".

Él hizo parte del grupo de 30 hombres que, hace algún tiempo, fueron invitados por la UIA al municipio boyacense de Paipa para que se desahogaran y contaran las dolorosas experiencias que vivieron en el marco del conflicto armado colombiano.

“Yo sé que en el tiempo que a mí me sucedió eso, antes y después, a muchas personas más les ha sucedido golpes, violencia por cuestiones de las guerras de grupos al margen de la ley", indicó.

Para Humberto, sin embargo, lo que le pasó en su niñez no es el fin del mundo. Todavía, según sus palabras, le queda un camino para recomponer su vida: romper el silencio y denunciar.

Aunque durante la conversación con la Unidad de Investigación y Acusación no señaló con nombre propio al grupo armado que le ha causado tanta desolación, él está seguro de que en Colombia los hombres que fueron violentados sexualmente por organizaciones armadas ilegales se cuentan por decenas, tal vez por centenares.

“Yo quisiera que esto no sucediera más. Yo sé que en el tiempo que a mí me sucedió eso, muchas personas más han sufrido estas consecuencias" de la guerra, agregó y me gustaría que todas las personas que han sido víctimas de la violencia o de abuso sexual se unieran, tuvieran esa capacidad, esa fuerza para denunciar".

Humberto ya se concientizó de que él no hizo nada malo y que, por el contrario, es una víctima de los horrores de la guerra. “Esto es algo muy duro y necesitamos denunciar para que podamos sacar ese resentimiento, todo ese rencor y así poder curarnos. Muchas veces uno cree que tuvo la culpa, pero realmente (los culpables fueron) los grupos armados ilegales", dijo.

En su concepto, no se puede permitir más que se siga abusando y maltratando a niños, mujeres y hombres. Esto -advirtió- “tiene que acabarse" porque “ya es hora de que le pongamos un pare en la vida a estas cosas".

Durante el taller en Paipa, los  hombres que fueron abusados por los actores de la guerra se quitaron un peso de encima cuando escribieron en papelitos sus momentos de congoja y después procedieron a quemarlos.

“Era la mejor forma de sanar, de liberarnos", puntualizó Humberto, que, como médico tradicional, contó que invitó a sus compañeros de infortunio a que se aferraran a algo que para él ha sido fundamental en su trasegar por la vida: la Pachamama o la Madre Naturaleza.

“Yo los invité a que lo hiciéramos al aire libre (…), pero primero que todo escribiendo esos resentimientos que nos perjudican. Después de eso acudimos a la Pachamama. Es importante hacerlo sin zapatos para así hacer contacto con la naturaleza. De ahí invocamos a los maestros del Cielo para que, a través de ellos, pudiéramos sanar", sostuvo y  concluyó diciendo que durante el ejercicio le temblaban las piernas y varias veces las lágrimas recorrieron sus mejillas.

En esta cruzada por la verdad y la denuncia Humberto no está solo. Hace pocos días, Joel Toscano, que también estuvo en Paipa, se dio la pela y reveló que en Cúcuta fue violentado sexualmente en dos oportunidades: una por paramilitares y otra por un guerrillero del rebelde Ejército de Liberación Nacional o Eln.

Toscano tiene en mente crear una fundación de hombres violados con ocasión del conflicto armado. Podría ser la primera del mundo para este tipo de acontecimientos trágicos.

Para eso cuenta con el apoyo de la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales, una organización sin ánimo de lucro que agrupa a más de 660 mujeres que fueron agredidas sexualmente por actores del conflicto armado.​​