Este viernes se realizará en Ibagué encuentro de la JEP, la Procuraduría y las víctimas

"Se necesita comprometer, entender y acoger a los escépticos

para demostrarles que la justicia transicional vale la pena"


Bogotá, 13 de marzo de 2019. Mark Kersten es uno de los invitados internacionales que participarán del foro 'Las voces de las víctimas', organizado por la JEP y la Procuraduría General de la Nación, que se realizará este 15 de marzo en el Auditorio Mayor de la Academia de la Universidad del Tolima, en Ibagué, desde las 8:00 a.m.

Kersten es doctor en relaciones internacionales del London Economic School, con postoctorado en políticas de  justicia penal internacional. Hace parte del Munk School de asuntos globales de la Universidad de Toronto y es experto internacional de la Red de Justicia y Desarrollo. Participará del panel La Centralidad de las víctimas en la búsqueda de la Justicia, junto al periodista francés Thierry Cruvellier, con Sandra Raquel Castañeda, víctima del conflicto armado y con Roberto Vidal, Magistrado de la Jurisdicción Especial para la Paz.

El evento también contará con la participación de Patricia Linares, presidenta de la JEP y Fernando Carrillo, Procurador General de la Nación.

Como parte de su experiencia, Kersten ha investigado las leyes de amnistía de España y Argentina, las actuaciones de la Corte Penal Internacional en Uganda y los procesos de justicia transicional en Libia y Gambia.

Hablamos con él acerca los retos que le esperan a Colombia en el camino de la justicia transicional.

- Como académico internacional, ¿qué expectativas tiene frente al proceso de paz en Colombia?

Es importante administrar las expectativas cuando se trata de paz y justicia. Construir paz después de años de guerra es una empresa bastante difícil, nunca es un proceso fácil. Por eso es importante no desanimarse por los inconvenientes y no ser muy entusiastas por los desarrollos alcanzados. El proceso de paz entre el gobierno de Colombia y las Farc ya ha dado muchos dividendos. Hace apenas unos pocos años hubiera sido casi imposible imaginar la situación actual, con una guerrilla desmovilizada y una genuina transición política. Así que yo pienso que hay muchas razones para un optimismo precavido de que el actual proceso de paz continuará alcanzando logros y fomentará la paz en Colombia.

- Usted ha escrito sobre varios países que han tenido procesos de justicia transicional. ¿Cuáles son los retos más difíciles que han tenido que enfrentar al comienzo de estos procesos?

Dos retos comunes son asegurar un proceso incluyente y manejar las expectativas. Siempre habrá diferentes puntos de vista acerca de qué significa justicia y qué se requiere para alcanzarla. No hay una sola manera de abarcar completamente las necesidades y deseos de todos, pero el modelo de justicia debe ser lo más incluyente posible y debe tratar de 'persuadir' a aquellos que son escépticos. Más que convencerlos de que la justicia transicional es buena, hay que convencerlos de que vale la pena.

Esto también se relaciona con el segundo reto de manejar las expectativas. Porque hay diferentes necesidades y deseos y es importante no levantar falsas expectativas entre las víctimas y sobrevivientes. Se debe encontrar la manera de ser persuasivo acerca de la justicia transicional, sin  prometer cosas que no se pueden alcanzar.

- En Colombia hay escepticismo en algunos sectores frente a la justicia transicional. ¿Qué sugiere usted para superar estas situaciones?

El escepticismo es inevitable y no se puede escapar de él. Hay que considerar que la gente que queremos convencer de que la justicia transicional es buena, probablemente no tiene fe en las decisiones que se tomen sobre su futuro, porque durante años, o incluso décadas, tales decisiones condujeron a la violencia. Hay que reenfocarse en cómo involucrar a los escépticos más que desear tenerlos lejos.

Los propósitos de la justicia transicional no son fáciles y pueden causar miedo entre los que se preocupan porque ellos, o quienes aman, serán afectados adversamente (de todos los lados, víctimas, perpetradores y espectadores). Esto reta a la justicia transicional. No tiene mucho sentido, desde mi punto de vista, ignorar esos miedos y escepticismos. Se necesita comprometerlos, acogerlos y entenderlos para mostrar, persuasivamente, que la justicia y el reconocimiento de responsabilidad vale la pena para las comunidades afectadas.