​​​​COMUNICADO 019​​

 JEP participa en entrega digna del cuerpo de Olicer Echeverry Marín, un campesino de Samaná, que fue buscado durante 16 años​


  • Olicer Echeverry Marín fue desaparecido forzosamente cuando tenía 36 años de edad.
  • La JEP avanza en el esclarecimiento de la verdad sobre las personas desaparecidas en ocasión del conflicto armado en el Magdalena Medio caldense.
  • La JEP trabajó junto con la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas y Medicina Legal.
Bogotá, 11 de marzo de 2023. La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), en un trabajo articulado con la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) y organizaciones de la sociedad civil entregaron dignamente el cuerpo del señor Olicer Echeverry Marín, en el corregimiento Berlín, de Samaná, Caldas.
 
De esta manera concluyó el ciclo de incertidumbre que durante 16 años mantuvieron los familiares de Echeverry, quienes siempre guardaron la esperanza de encontrarlo con vida.
 
El señor Echeverry fue desaparecido entre diciembre de 2007 y enero de 2008 en hechos presuntamente relacionados con el conflicto armado, que se vivieron en el Magdalena Medio Caldense donde tenían presencia los frentes 9 y 47 de las extintas Farc-EP, grupos paramilitares y diferentes estructuras armadas.
 
La entrega digna de sus restos mortales se logró gracias a la persistencia de sus familiares y las organizaciones acompañantes de buscadores que durante más de una década trabajaron en el registro y documentación del caso.
 
La magistrada de la JEP y sustanciadora del caso, Reinere Jaramillo Chaverra, manifestó que “esta entrega digna es el resultado de la articulación efectiva del Sistema Integral para la Paz y otras entidades del Estado junto con las organizaciones de víctimas que han venido acompañando a las familias del Magdalena Caldense a quienes dignificamos y expresamos nuestro sentido de gratitud por permitirnos contribuir en la búsqueda de la verdad".
 
La articulación humanitaria de este caso nació tras la presentación de un informe de la Fundación para el desarrollo comunitario de Samaná (Fundecos), el Centro de Estudios sobre el conflicto, violencia y convivencia social de la Universidad de Caldas (Cedat) y el Equipo interdisciplinario de trabajo forense y asistencia psicosocial (Equitas) ante la JEP, en el que registraron y documentaron 187 casos de desaparición forzada en la región. Posteriormente, la Sección de Ausencia de Reconocimiento de la JEP decretó medidas cautelares mediante el Auto 020 del 14 de septiembre de 2018, para la protección de los cementerios central de Nuestra Señora del Carmen, de Norcasia; San Agustín y San Diego, en Samaná; San Maximiliano María Kolbe y Pradera, en Victoria; y cementerio Central, de La Dorada.
 
En el contexto de estas medidas cautelares, después de que el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) hiciera la petición ante la JEP y las organizaciones de víctimas presentaran el informe, los magistrados ordenaron a la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) compilar toda la información disponible en dichos municipios del Magdalena Medio Caldense, lo que permitió ubicar los lugares de inhumación ilegal de las víctimas del conflicto armado en la región y especialmente dar con el paradero de la bóveda número 388 en el Cementerio de San Agustín, en el que reposaban los restos óseos de Olicer Echeverry Marín.
 
“La Jurisdicción está comprometida con las víctimas del conflicto armado, en ese sentido las decisiones judiciales adoptadas por la JEP, a partir de las medidas cautelares son de gran importancia para, primero, encontrar los lugares donde se presume existen inhumaciones de cuerpos no identificados de víctimas del conflicto y, segundo, para lograr que, desde la justicia restaurativa, se garantice la ruta de acceso a los derechos que tienen familias a las que el Estado les falló. Estos hechos de violencia nunca debieron haber ocurrido", dijo la magistrada auxiliar Constanza Ramírez Beltrán.
 
La entrega digna de Olicer Echeverry corresponde al noveno cuerpo identificado dentro del trámite de medidas cautelares en cabeza de la JEP. Con la intervención de la UBPD y el trabajo de la UIA y Medicina Legal se lograron obtener los resultados de análisis forense que confirmaron plenamente la identidad de Echeverry en agosto de 2022.
 
Olicer Echeverry Marín desapareció entre diciembre de 2007 y enero de 2008 en el corregimiento de Quebrada Seca, municipio de Samaná, Caldas. Según el relato de sus familiares, para esos años el recrudecimiento del conflicto armado y los constantes enfrentamientos entre la fuerza pública y los grupos armados dejaron a Echeverry Marín, su familia y su comunidad en medio del fuego cruzado en más de una ocasión.
 
De acuerdo con la investigación humanitaria y extrajudicial, Olicer Echeverry fue desaparecido al terminar un enfrentamiento entre actores armados en su territorio mientras se encontraba realizado labores del campo.
 
Donelia López, esposa del señor Echeverry, relató que el 25 de diciembre de 2007 llegaron tres hombres armados a su finca, que les pidieron a ella y a las demás mujeres del corregimiento que dejaran la casa, llevándose solo a los niños. Posteriormente, integrantes del Ejército Nacional llegaron al corregimiento de Florencia donde permanecían varias familias desplazadas y les pidieron que retornaran a sus fincas. De regreso a la casa se encontraron con don Olicer, quien salía a recoger yuca. Minutos más tarde se escucharon disparos y enfrentamientos. Esa fue la última vez que el señor Echeverry fue visto con vida.
 
Días posteriores a los enfrentamientos campesinos del corregimiento relataron a la familia Echeverry que integrantes del Ejército Nacional trasladaron hasta el cementero San Agustín de Samaná varios cuerpos.
 
Desde 2008 el núcleo primario de la familia de Olicer Echeverry Marín salió desplazado forzadamente de la finca.
 
'Mi papá amaba el café y la finca, permanecía días completos metido en el campo sin salir, un padre responsable que nunca nos dejó pasar necesidades. Que prefería estar descalzo o con las botas rotas con tal de que nosotros, sus hijos, tuviéramos buenos zapatos. Yo tenía 12 años cuando lo desaparecieron y desde entonces todos los días de mi vida me he preguntado qué habría sido de mi vida si él hubiera estado presente, habría conocido a los nietos que no conoció, seguramente. Tuve que salir a trabajar desde pequeño, salimos adelante pero nunca fue fácil, él era un hombre noble", recordó el mayor de sus cuatro hijos, Uberney Echeverry.
 
Uberney Echeverry, su hijo de 29 años, se convirtió junto con su madre Donelia López Herrera y su abuela Josefina Marín en un miembro activo de una familia buscadora, que jamás perdió la fe y que pese al paso del tiempo y a las trabas de las diferentes institucionales a las que se acercaron nunca desistió. Para él la inhumación de su padre es el fin de años de largas noches de incertidumbre en las que integrantes de la familia se preguntaron cuál sería la suerte de su padre. Hoy tiene la certeza de que la entrega digna del cuerpo de su padre es una forma de sentir que pueden ser reparados.
 
“Nosotros agradecemos con mis hermanos a mis tíos, a mi abuela, a mi mamá y a la gente del pueblo que nos ayudó, y también a mi papá porque gracias a los valores que él me inculcó nosotros jamás tomamos el camino de la venganza, ese es el ejemplo que le quiero dar a mi hijo, que no podemos repetir la historia, que tenemos que ser tolerantes y miren yo no fui a parar a ningún grupo armado para vengar la desaparición de mi padre, otro camino es posible", señaló Uberney Echeverry.
 
La preparación de la entrega digna se concertó entre la familia y el Sistema Integral para la Paz, a través de diálogos previos que permitieron definir los elementos simbólicos y la ceremonia que se desarrolló durante el acto de entrega y el entierro del cuerpo del señor Echeverry Marín.
 
La familia definió realizar una eucaristía en la parroquia del corregimiento de Berlín, municipio de Samaná.​​​ ​