COMUNICADO 208
La Sección de Ausencia de Reconocimiento de la JEP realizó en el Eje Cafetero la entrega digna de ocho víctimas de desaparición forzada, en el marco de la medida cautelar sobre el territorio indígena San Lorenzo
- La Sección de Ausencia de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad del Tribunal para la Paz de la JEP realizó la entrega digna de ocho cuerpos recuperados en el cementerio El Carmen de Riosucio (Caldas), lo cual incluyó su inhumación en los cementerios de Pereira, Riosucio, Santa Rosa de Cabal y el Resguardo Indígena de San Lorenzo, en el Eje Cafetero.
- El acto de entrega digna materializó los enfoques diferencial y territorial. Igualmente, comprendió los escenarios de apoyo psicosocial, orientación jurídica, explicación técnico científica e inhumación de acuerdo con las creencias y costumbres de las familias.
- En garantía de los derechos de las víctimas, la entrega digna colectiva convocó la participación de varias entidades del Estado para que bajo su función misional apoyarán el proceso.
Eje Cafetero, 22 de diciembre de 2025. Ocho familias recibieron los cuerpos de sus seres queridos, desaparecidos en el marco del conflicto armado y buscados de manera incansable durante décadas. La entrega digna fue resultado del trabajo articulado entre las autoridades del territorio ancestral indígena de San Lorenzo y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
Los cuerpos fueron recuperados por el Grupo de Apoyo Técnico Forense (GATEF) de la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) de la JEP en el cementerio El Carmen, ubicado en Riosucio, Caldas. La identificación fue posible gracias a las labores de recolección, análisis y contraste de información adelantadas por la JEP, la UIA y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), así como a las actividades técnico-científicas realizadas por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF).
La entrega digna comprendió distintos escenarios orientados a garantizar los derechos de las familias. Estos incluyeron el acompañamiento psicosocial a cargo de profesionales de la Oficina de Atención a Víctimas de la JEP y de la Unidad para las Víctimas; la orientación jurídica liderada por el despacho de la magistrada María del Pilar Valencia García; y la explicación técnico-científica realizada por peritos del INMLCF.
Los espacios jurídicos y técnico-científicos permitieron el diálogo directo con las familias, la resolución de dudas y la comprensión de cómo la ciencia forense, junto con la información aportada por los allegados, hizo posible la identificación de los cuerpos y la reconstrucción de los casos.
Posteriormente, se realizó la inhumación de los cuerpos en los lugares previamente definidos con las familias: el Cementerio San Camilo, en Pereira; el Cementerio Los Jazmines, en Santa Rosa de Cabal; el Cementerio El Carmen, en Riosucio; y el Cementerio San Nicolás, ubicado en el Resguardo Indígena de San Lorenzo. Estas inhumaciones estuvieron precedidas por actividades espirituales acordes con las creencias de las familias y acompañadas de apoyo psicosocial.
En el Resguardo Indígena de San Lorenzo, en el Centro del Pensamiento José Eliberto Gañán, médicos tradicionales de la comunidad realizaron una ceremonia de armonización espiritual. Desde su cosmovisión, estas prácticas buscan restablecer el equilibrio entre cuerpo, alma y espíritu, así como preparar a las familias y al territorio para el reencuentro, en un acto de sanación colectiva que reconoce el vínculo entre memoria, cuerpo y territorio.
“Nosotros somos los sensores del territorio. Caminamos, sentimos la energía y, a partir de eso, identificamos los lugares donde pueden estar nuestros desaparecidos. Cuando hay un hallazgo, el territorio también reacciona; por eso hacemos la armonización, para sanar la tierra y permitir que las familias reciban a sus seres queridos con tranquilidad”, explicó Alexander Largo de Tancur, médico tradicional del territorio ancestral indígena de San Lorenzo, con 28 años de ejercicio como sabedor ancestral.
Las familias también participaron en una ceremonia religiosa católica en la capilla ubicada dentro del Cementerio San Nicolás, atendiendo a sus creencias espirituales. En ese mismo lugar se realizó la inhumación de dos de los cuerpos.
Las autoridades indígenas expresaron que la desaparición forzada no solo fragmenta a las familias, sino que altera el equilibrio colectivo, interrumpe la transmisión de saberes ancestrales y afecta la armonía del territorio. “Sanar no es solo encontrar el cuerpo. Es sanar el territorio, sanar a las familias y sanar la tristeza que quedó. La entrega digna también es dar aliento y ayudar a transformar ese dolor en equilibrio”, señaló el médico tradicional durante la ceremonia.
Para algunas familias, esta entrega representó el cierre de una búsqueda marcada por la incertidumbre. Angie Marcela Gañán Gañán, comunera del territorio ancestral indígena de San Lorenzo y sobrina de José Leonel Gañán Blandón, recordó que su familia dedicó más de veinte años a buscar a su ser querido. “Mi mamá lleva más de veinte años en este proceso de búsqueda. Hubo momentos en que pensó que no lo íbamos a encontrar, pero decidimos no desfallecer. Hoy, por fin, vemos los frutos de todo ese camino”, relató. Para ella, la entrega deja una sensación clara: “Ahora mi mamá tiene un lugar donde ir, donde visitarlo. Eso nos deja tranquilidad. No borra el dolor, pero sí la incertidumbre”.
La magistrada María del Pilar Valencia García, de la Sección de Ausencia de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad del Tribunal para la Paz, recordó que la entrega digna constituye un acto de reconocimiento de la verdad histórica de las comunidades afectadas por la violencia. Subrayó que la búsqueda de personas desaparecidas “no es únicamente una obligación del Estado, sino un proceso profundamente humano, sostenido por la perseverancia de las familias y el liderazgo comunitario de los territorios”.
En sus palabras, este encuentro confirmó que el dolor de la desaparición forzada puede transformarse y que las heridas pueden empezar a cicatrizar cuando el Estado y las comunidades trabajan de manera conjunta. La magistrada destacó, además, que el Resguardo Indígena de San Lorenzo ha desempeñado un rol decisivo, no solo al impulsar las acciones que dieron origen a la búsqueda, sino al ofrecer un marco espiritual y comunitario para que las personas con pertenencia étnica regresaran a su territorio ancestral.
En el marco de esta entrega digna, la JEP reiteró que la identificación de las personas desaparecidas no depende únicamente de información biológica. Por ello, es fundamental que las familias y allegados compartan con el INMLCF, la UBPD o la JEP información sobre características particulares de su ser querido —como tatuajes, fracturas o señas especiales—, así como la descripción de prendas de vestir u objetos personales que puedan contribuir al proceso de identificación.
Las inhumaciones realizadas reflejaron la diversidad de trayectorias de las víctimas y de sus familias. Algunas personas fueron sepultadas en cementerios urbanos, otras en municipios distintos a su lugar de origen, y dos de ellas regresaron a su territorio indígena. Esta pluralidad reafirma la necesidad de que cada entrega digna sea pensada desde la voluntad de las familias y desde el reconocimiento de sus contextos culturales, espirituales y territoriales.
La desaparición forzada es uno de los crímenes más devastadores para las familias y para la sociedad, pues prolonga el sufrimiento y suspende los duelos durante años o décadas. Por ello, la JEP a través de sus decisiones judiciales, ha protegido más de 80 lugares donde podrían encontrarse personas desaparecidas. Eso ha contribuido a que, durante 2025, la Jurisdicción y otras entidades estatales lograran entregar de forma digna los cuerpos de aproximadamente 50 víctimas de este crimen en diferentes lugares del país. Este alto tribunal reitera la necesidad de seguir acompañando y trabajando con las familias y las comunidades que aún esperan respuestas.