Cuando ser negra es un orgullo
A Irene Cantillo y a Argelia Silgado las violaron por ser negras. Así se lo hicieron saber a las dos sus victimarios antes y después de perpetrar el atroz crimen.
“En el imaginario está que las mujeres negras somos ricas y sabrosas y entonces (los violadores) tenían ganas de probar una mujer negra", le contó hace poco Irene Cantillo al Grupo de Relacionamiento y Comunicaciones de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP a propósito de la conmemoración el miércoles del Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora.
El acto sexual abusivo contra Irene Cantillo, perpetrado por guerrilleros de las hoy pacificadas FARC, sucedió hace 10 años en el municipio de Padilla, en el departamento del Cauca.
Esa tragedia, sin embargo, no fue óbice para que ella –con los años– terminara convertida en una reconocida activista que lucha por los derechos de las mujeres negras.
“Fue un proceso de resiliencia, pero también de mucha depresión. Fue un proceso de sobreponerme a las dificultades que pasé, pero también fue un proceso de no quedarme callada como mujer negra", explicó Irene Cantillo, de 40 años y madre de una hija.
“Las mujeres negras siempre hemos vivido procesos complejos, desde la esclavitud hasta su participación (casi siempre como víctima) en los diferentes conflictos" que vive y ha vivido Colombia, agregó Irene Cantillo, quien es la presidenta de la Asociación de Mujeres Desarmar para Amar.
Dicha agrupación, al decir de Irene Cantillo, tiene unos objetivos muy claros: empoderar a las mujeres negras, recordarles sus derechos y también sus deberes y brindarles todo el apoyo y asesoría posibles cuando son víctimas, por ejemplo, de agresiones sexuales.
¿Y de la discriminación qué?, se le preguntó a Irene Cantillo. “He vivido actos de discriminación en la calle, pero la verdad es que siempre me he sentido orgullosa de la mujer negra que soy (…) En mi caso, soy una mujer negra empoderada, que sé lo que valgo, que soy consciente de la lucha contra el racismo y la discriminación".
De esa discriminación –a la que a diario le hace frente Irene Cantillo– también ha sido víctima Estebana Roa por el hecho de ser negra.
“Cuando me desplacé aquí, a Cartagena (de Indias), yo no tenía cómo sostener a mis hijos", comentó Estebana Roa, de 65 años y madre de tres hijos. Entonces, agregó la lideresa de ébano, “me tocó ir a buscar trabajo a un bar, pero por ser negra me dijeron que no. Me dijeron: 'Ya tenemos una negra aquí y nosotros solo trabajamos con una negra'(…) Hasta para trabajar en la prostitución se le discriminaba (a la mujer) por ser negra".
Al igual que Irene Cantillo, Estebana Roa también fue víctima de violencia sexual.
Hace 34 años, en momentos en que hacía parte de un sindicato, Estebana Roa fue violada por paramilitares en una finca bananera del municipio antioqueño de Apartadó. Años después la violencia tocó de nuevo las puertas de su casa: dos de sus hijos fueron asesinados en Cartagena.
Corrían los años 90.
Al final de la entrevista telefónica, se le pidió a Estebana Roa un mensaje para las demás mujeres negras en su día: “Que no nos dejemos menoscabar, que el color de nosotras no es una ofensa para nadie y que nos sintamos orgullosas como mujeres negras".
Un orgullo que también está en la piel de Argelia Silgado.
Ella nació hace 49 años en zona rural del municipio de Marialabaja, Bolívar, y –como Irene Cantillo– fue abusada sexualmente por ser negra. El primer hecho de violencia sexual en su contra ocurrió en 2000, en San José del Playón, un corregimiento de Marialabaja.
Los paramilitares “me dijeron que eso se les hacía a las negras, por ser mujer culatuda (sic)", indicó. Luego, en 2007 –según su relato–, fue abusada en Cartagena por corruptos integrantes de la fuerza pública.
En esa ocasión “varios policías hicieron conmigo lo que les dio la gana", sostuvo.
A pesar de tanto dolor, Argelia Silgado –madre de cinco hijos– no se ha amedrentado nunca. Es más, ella sostiene hoy en día que lo que sucedió en el pasado “me sirvió para tener más fortaleza y continuar adelante con los procesos" de los que hace parte.
Los procesos a los que se refiere Argelia Silgado tienen nombre propio: ella es la cabeza visible de una organización llamada Asomovicampo a través de la que “continúo levantando muchas mujeres que han sufrido lo mismo que yo(en referencia al abuso sexual)", entre otras cosas, porque “yo no quiero que ninguna otra mujer pase por lo que yo pase. Yo soy como ese hombro para esas mujeres".
Y, finalmente, ¿para Argelia Silgado qué representa la conmemoración de este 25 de julio?: “Es un reconocimiento" porque “ser negra, ser afro, es un orgullo y un honor para mí", enfatizó.
El Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora fue establecido el 25 de julio de 1992 luego de un histórico encuentro en República Dominicana de varios cientos de mujeres afrolatinas y afrocaribeñas.