​​Director de la Unidad de Investigación y Acusación felicita a hombres víctimas de violencia sexual por la valentía de romper su silencio​

El director de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP, Giovanni Álvarez Santoyo, felicitó el jueves por su valentía a una veintena de hombres víctimas de violencia sexual con ocasión del conflicto armado y reconoció que el Estado ha cometido fallas a la hora de investigar ese execrable crimen.

Quiero agradecerles a ustedes porque lo que hacen y lo que han venido haciendo nos está mostrando a muchos de nosotros la valentía que tienen", indicó el funcionario durante la “Jornada Sobre Violencia Sexual contra Hombres en Conflictos".

El evento, que contó con el apoyo del Grupo de Enfoque de la Unidad de Investigación y Acusación, fue organizado –desde el lunes pasado– en un hotel del occidente de Bogotá por la no gubernamental All Survivors Project y la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales.

Ustedes –les dijo Álvarez Santoyo a los hombres víctimas de violencia sexual presentes en el acto– “están abriendo un camino que es muy importante y es el camino para que se sepa públicamente lo que seguramente muchos sabíamos, pero que no habíamos querido que se supiera" con relación a los delitos sexuales cometidos contra hombres con ocasión del conflicto.

De acuerdo con el jefe fiscal de la JEP, es definitivo “que los hombres víctimas de violencia sexual levanten la voz y le digan al país y al mundo lo que les ha ocurrido" y “para hacer eso hay que tener mucho valor".

Por eso, los felicito y los admiro", recalcó.

Más adelante, en su sentida intervención, Álvarez Santoyo reconoció que “nosotros, que hemos estado trabajando en las instituciones del Estado durante tantos años, realmente no hemos hecho lo que había que hacer" para investigar y castigar a los perpetradores de los crímenes sexuales.

Por eso, concluyó, hay que “reconocer que hemos fallado, y reconocer que hemos fallado implica buscar la forma de recomponer los errores que hemos cometido".

****

Para Pilar Rueda, asesora del Director de la Unidad de Investigación y Acusación en temas de Género, el taller del jueves con los hombres víctimas de violencia sexual le ayudó “a entender el significado del estigma para hombres".

En su concepto, “el estigma para las mujeres hetero (víctimas de violencia sexual) es la culpa. Yo creo que en los hombres el estigma es la cobardía, porque a un hombre no lo viola otro hombre, y si lo viola es porque se dejó, porque no respondió, porque no se defendió".

De ahí –enfatizó Rueda– la dificultad de los hombres para denunciar públicamente que fueron abusados sexualmente.

Por su parte, Ángela María Escobar, coordinadora nacional de la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales, llamó la atención sobre algo fundamental del encuentro de esta semana: que se presentaron los resultados de una investigación en salud para hombres víctimas de violencia sexual, “lo cual nunca se había hecho acá en Colombia".

La Red de Mujeres Víctimas y Profesionales es una organización sin ánimo de lucro que reúne a varios cientos de mujeres víctimas de violencia sexual con ocasión del conflicto armado y a un puñado de hombres que han padecido el mismo flagelo.

****

Una de las víctimas presentes en el evento, Luis (*), expresó su satisfacción con los talleres como el de la jornada y aseguró que le han ayudado a vencer los fantasmas que lo persiguen desde que cuando tenía cinco años.

Natural del municipio de Villanueva, en el departamento de Casanare, Luis es un administrador de empresas de 27 años que en por lo menos seis oportunidades ha sido víctima de delitos sexuales, casi siempre –según sus palabras– perpetrados por paramilitares.

Algo que a mí siempre me ha atormentado es el hecho de que cuando yo (a los cinco años) debía estar jugando carritos, estaba en medio de tres hombres siendo abusado", aseguró Luis al Grupo de Relacionamiento y Comunicaciones de la Unidad de Investigación y Acusación.

En 2004, los problemas para Luis continuaron. De nuevo varios paramilitares, en una finca del municipio de Maní, donde su madre trabajaba como empleada doméstica, abusaron sexualmente de él.

En poco menos de un mes, Luis tuvo que repetir ese infierno en un par de veces más.

Como consecuencia de los abusos sexuales en Casanare y de las burlas o bullying por parte de sus compañeros de colegio por su orientación sexual, Luis decidió fugarse de su casa y venirse para Bogotá.

Tenía 14 años.

En la capital colombiana trabajó en varios restaurantes. Lavaba platos, barría pisos, en fin, hacía lo que sus jefes le ordenaban con tal de tener asegurados un plato de comida y el techo.

A punta de tesón, y gracias a un hombre que le colaboró y que con el tiempo se convirtió en su pareja, Luis se hizo administrador de empresas en la bogotana Universidad Sergio Arboleda.

Hace algunos años, en Cali, le contó su historia a una abogada. Ella le explicó sus derechos como ciudadano y le aconsejó que denunciara ante las autoridades todos los vejámenes de que había sido víctima.

Así lo hizo.

Viajó hasta Monterrey, Casanare, y contó oficialmente todo lo que le había ocurrido desde los cinco años. En la Personería “di nombres (de victimarios), fechas, personas exactas", agregó Luis, quien en 2019 fue reconocido como víctima por el Estado.

Entonces empezaron las amenazas contra Luis y su familia. Amenazas a las que es evidente él no les pone mucho cuidado.

Tiempo después creó la Fundación Amor y Progreso por Colombia, una organización no gubernamental que trabaja por las víctimas del conflicto armado colombiano, especialmente por las de violencia sexual-LGTBI.

El año pasado, Luis supo de la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales. Allí se hizo amigo de Ángela María Escobar, contó su historia, se quitó un peso de encima y conoció también la JEP.

La JEP tiene falencias, pero si se pone en una balanza es mucho más lo bueno que lo malo" de la Jurisdicción, añadió Luis, quien para finalizar comentó que le parece clave que se implemente lo más pronto posible el proceso de paz que hace seis años sellaron el gobierno nacional y las otrora FARC.​

(*) El nombre verdadero, por razones de seguridad, fue cambiado a petición de la víctima.