​​​“En la JEP nos han enseñado a defendernos", dice mujer chocoana víctima de violencia sexual durante el conflicto armado

Tuvieron que pasar varios años –después de los dos actos de violencia sexual de que fue víctima– para que Alfonsina entendiera que tenía derechos y que podía exigirle muchas cosas al Estado.

Y eso lo entendió en la JEP.

En la JEP me han ayudado bastante. Gracias a Dios, la JEP me ha estado colaborando para hablar. Me ha enseñado a cómo defenderme, a dónde hablar, a dónde ir", le contó Alfonsina el miércoles al Grupo de Relacionamiento y Comunicaciones de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP.

La víspera, la Unidad de Investigación y Acusación reunió en el sector de Corferias, en Bogotá, a 80 mujeres y a unos 30 hombres que fueron víctimas de violencia sexual con ocasión del conflicto armado colombiano.

La agenda para las más de cien víctimas estuvo nutrida de temas expuestos durante todo el día por expertos de la Unidad de Investigación y Acusación: justicia de género, justicia restaurativa, reparaciones tempranas y el daño físico y psicológico ocasionado a las víctimas de violencia sexual.

Otra cosa muy buena de la JEP es que nos han puesto psicólogos. Eso es muy bueno porque nos ayuda a nosotros como a superar lo que nos pasó", agregó Alfonsina, una negra fina de 57 años y madre de siete hijos (uno de ellos fue asesinado).

Los psicólogos le ayudan a uno a sacar esos fantasmas. Uno a veces está dormido y sueña que lo están atacando y brinca", añadió la lideresa que actualmente vive en el municipio vallecaucano de Pradera. 

En 2004 y 2009 Alfonsina fue víctima de violencia sexual por parte de actores del conflicto armado. El primer hecho ocurrió en Durundó y el segundo en su natal Medio San Juan, ambos remotos caseríos del departamento de Chocó. Según Alfonsina, los autores de ambos crímenes fueron paramilitares.

Sobre las reparaciones de las que se habla en muchas entidades estatales para las víctimas del conflicto armado, Alfonsina es práctica y no pide mucho: “Una casita y que mis nietos puedan estudiar".

Apenas Alfonsina terminó de hablar, a la conversación se unió Libia, otra mujer afro del municipio de Florida, Valle del Cauca. Ella tiene 44 años y hacia 1999 fue violada al parecer por paramilitares.

Al igual que Alfonsina, Libia no pide casi nada como indemnización por los daños causados: “Orientación como de psicólogos, de médicos (…) Si nos pueden dar dinero, que nos den, y si no, que nos apoyen".

La JEP es buena –anotó de nuevo Alfonsina– porque nos ha enseñado a conocer sitios, a entrar a sitios, a socializar. En la JEP n​os han enseñado a defendernos. En la JEP nos repiten lo que nosotros no entendemos. A nosotros no nos gusta que nos hablen cosas técnicas porque somos campesinos. A nosotros nos gusta que nos hablen normal".

Como normal es hoy en día la vida de Ana Pacheco después de que abandonó las filas de las otrora FARC. Ella fue reclutada por esa guerrilla poco después de cumplir los 14 años. Cuando tenía 16 se fugó.

Ana ha sostenido siempre que terminó en la guerrilla por falta de oportunidades y por la ausencia del Estado en el sitio del sur del país donde nació y se crio. Ella no pide gran cosa como indemnización por los años que, como menor de edad, tuvo que estar en la guerra.

La mejor manera es que les ayuden a los niños dándoles más oportunidades de estudio, que los niños del campo no estudien solo hasta quinto (de primaria)", enfatizó Pacheco, de 34 años y madre de tres hijos.

Por último, Joel Toscano, quien fue víctima de abuso sexual por parte de guerrilleros y paramilitares en el nororiente colombiano, no vaciló en expresar lo que quiere como indemnización por los daños que le causó la guerra: “Atender las afectaciones de las víctimas, los impactos causados por las violencias, atender los traumas". ​