​​La historia del psicólogo que se convirtió en un personaje en Cimitarra 

Desde que tenía siete u ocho años, Iván Moreno Gómez empezó a interesarse por los temas de la guerra en Colombia.

En la televisión y en la radio, muchas veces Moreno Gómez escuchó reportajes y noticias sobre dos hechos trágicos de la historia reciente del país: la toma de las hoy pacificadas FARC a la población de Mitú, en el departamento de Vaupés, y la masacre de Bojayá, en el departamento de Chocó.

En la primera perdieron la vida una treintena de integrantes de la fuerza pública, entre militares y policías. Adicionalmente, por lo menos 60 uniformados fueron retenidos por la guerrilla.

Eso sucedió el primero de noviembre de 1998.

Con los años, esos militares y policías de la capital vaupense o fueron liberados por las FARC o murieron en la selva, ya de muerte natural, ya en medio de enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los entonces alzados en armas.

En tanto, en el remoto Bojayá, por lo menos 80 personas murieron luego de que las FARC –en medio de un combate con grupos paramilitares– lanzaron un cilindro bomba que ocasionó una explosión en la iglesia del pueblo.

Eso sucedió el 2 de mayo de 2002.

También de pequeño Moreno Gómez oyó hablar de las investigaciones por los asesinatos de los dirigentes políticos Luis Carlos Galán (agosto de 1989) y Carlos Pizarro (abril de 1990) y del humorista y periodista Jaime Garzón (agosto de 1999).

Entonces, por todos esos acontecimientos, desde niño me interesé mucho por el conflicto colombiano", le dijo recientemente Moreno Gómez a la oficina de prensa de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP en la sede de la entidad en Bucaramanga.

Apenas terminó su carrera de psicólogo en la Universidad Los Libertadores de Bogotá, Moreno Gómez descubrió otro hecho fundamental para su vida: “Que me gustaba lo social, que me llamaba la atención, que no había nacido para estar sentado en un escritorio".

Cimitarra

Un fin de semana, de 2018, me llamaron y me dijeron: 'Iván, ¿usted quiere trabajar en una lejana zona llamada Cimitarra?'.

No sabía de Cimitarra. Yo pensaba que quedaba en los Llanos Orientales. En el camino hacia allá, mientras iba en una camioneta blindada, supe que quedaba en Santander, en la región del Magdalena Medio. También me dijeron que era una zona que tuvo influencia paramilitar.

Llegué a hacer atención psicosocial en instituciones educativas. Les hablaba a los estudiantes de educación sexual, de sustancias psicoactivas, de ese tipo de temas…

En esas charlas me di cuenta de que muchos estudiantes eran hijos de desmovilizados de las AUC (o las Autodefensas Unidas de Colombia), es decir, eran víctimas del conflicto armado.

Entonces empecé a entender el escenario y ahí es cuando también empecé a empatar mis experiencias de niño, esto es, las lecturas y los reportajes sobre el conflicto armado.

Sin embargo, a raíz del confinamiento por la pandemia del covid me tocó volverme para Bogotá. Yo quiero mucho a Bogotá, pero la verdad es que lo mío estaba en Cimitarra.

Entonces, el año pasado (2021), mi exnovia me dio una plata y me dijo: 'Váyase para Cimitarra y mire qué hay para usted allá'. Así lo hice. Llegué a la alcaldía y me dijeron: 'Usted cayó del cielo. Ayúdenos en un proyecto de dos meses con los colegios'.

Terminados esos dos meses, julio y agosto de 2021, quedé cruzado de brazos y volví a la alcaldía. La alcaldesa encargada me dijo: 'Oiga, Iván, a mí me hablan muy bien de usted. Lo conocen en todo Cimitarra'.

Y vino lo mejor por parte de la alcaldesa: '¿A usted le gustaría trabajar con víctimas (del conflicto armado)?', me preguntó. Le respondí que toda mi vida, desde los siete años, me había preparado para eso. Mejor dicho, pa antier es tarde –le dijo– para empezar a trabajar con víctimas.

De entrada me dijeron: 'Necesitamos un psicólogo para la Mesa de Participación de Víctimas en la construcción, elaboración, diseño y redacción de un informe que se va a entregar a la JEP'.

Yo había oído hablar mucho de la JEP y, la verdad, pensé que el trabajo con la Mesa de Participación de Víctimas era la mejor oportunidad de acercarme a la JEP.

Empecé a trabajar y la verdad fue un trabajo fácil porque nunca ha sido complicado para mí acercarme a las personas. Inicié la investigación y aprendí mucho de Derechos Humanos, de contexto del conflicto armado y de Derecho Internacional Humanitario.

Si bien no estoy vinculado a la JEP, me trata muy bien, me ha capacitado, me trata como a un empleado. Yo dependo de la Secretaría de Gobierno de Cimitarra, que es la que me paga".

Las víctimas

En el informe entregado a la JEP, que estuvo en cabeza de Moreno Gómez, participaron 11 víctimas del conflicto armado. El documento, sin embargo, recogió historias y testimonios de un universo de al menos 7.000 víctimas.

Las víctimas son de todos, no solo de sus familiares", sostuvo Moreno Gómez, quien hizo hincapié en que “yo no soy víctima del conflicto armado, pero de tanto escuchar historias y narraciones y tantos hechos victimizantes, hoy siento que soy víctima del conflicto armado".

De acuerdo con Moreno Gómez, una de las historias que más lo ha conmovido en su trabajo es la de un hombre que ha perdido a por lo menos 11 familiares en su calvario como víctima de la guerrilla, del paramilitarismo y de la misma fuerza pública.

Ese hombre está cerca de los 80 años “y sigue luchando porque se conozca la verdad. Y lo más bonito es que se sienta con paramilitares, exguerrilleros y militares. Él siempre me dice: 'Iván, hay que perdonar (porque) lo único que nos permite seguir adelante es el perdón".

Cuando las víctimas de Cimitarra le entregaron su informe a la JEP, Moreno Gómez hizo que ese octogenario hombre fuera el abanderado de su delegación y lo pusiera en las manos del magistrado de la Jurisdicción.

Ese informe no es mío", le dijo Moreno Gómez a ese campesino que se ha convertido en su referente. “Ese informe es suyo y de las víctimas de Cimitarra que lo construyeron".

–¿Y cómo ve su futuro?, se le preguntó finalmente a Moreno Gómez.

–De pronto trabajando en la JEP. Ese es el sueño. Quiero trabajar no solo en Cimitarra, sino en todo el Magdalena Medio. Me veo trabajando por los Derechos Humanos y construyendo paz. ​