​​​“Mi vida ha sido solo dolor", dice madre víctima de desaparición forzada y violencia sexual​

La verdad es que Magdalena Robles no le pide mucho a la vida. Solo que le digan dónde están los restos óseos de su hijo para poder darles una sepultura digna.

A Yeison Alberto Robles, el hijo de Magdalena Robles, primero lo reclutaron las hoy pacificadas FARC.

El muchacho tenía apenas 10 años.

Seis años después del reclutamiento en San Martín, Yeison Alberto Robles desertó de las filas guerrilleras. Su madre entonces lo recuperó y disfrutó de su compañía escasos 10 meses.

Me lo desaparecieron, el 6 de julio de 2009, en (el municipio metense de) San Martín. Él estaba en el Colegio Nacional Integrado (…) Iba a cumplir 17 años", le contó recientemente Magdalena Robles al Grupo de Relacionamiento y Comunicaciones de la Unidad de Investigación y Acusación.

Pero, ¿quién lo desapareció?

Yo no puedo decir con certeza, pero en ese pueblo (San Martín) los que operaban eran los paramilitares, y más en esa época (2009) cuando el que mandaba era (alias) 'Cuchillo", comentó Magdalena Robles, quien si bien nació en el municipio boyacense de Moniquirá, ha pasado gran parte de su vida en el Meta.

El alias “Cuchillo" al que se refiere Magdalena Robles fue Pedro Oliverio Guerrero, un temido cabecilla narcoparamilitar cuyo accionar criminal se concentró principalmente en los Llanos Orientales. Fue muerto por la Fuerza Pública en diciembre de 2010.

Desde que no volvió a tener noticias de su hijo, la vida de Magdalena Robles se partió en dos. “Todo se vino abajo, en cuanto a salud, en cuanto a la unión familiar. Mejor dicho, quedamos destruidos totalmente", agregó.

De entrada, Magdalena Robles y sus otros dos hijos tuvieron que salir corriendo de San Martín cuando los victimarios notaron que la angustiada mujer estaba indagando más de la cuenta por la suerte de su hijo.

Instalada en Villavicencio con los suyos, Magdalena Robles nunca dejó de buscar a Yeison Alberto. Pero “todo ha sido triste, doloroso", tanto que, durante el primer año de la desaparición de su hijo, ella estuvo en tratamiento psiquiátrico.

Actualmente sigo en tratamiento con psicólogos –observó– a la espera de que me digan dónde está".

Aunque su corazón de madre le ha dicho muchas veces que Yeison Alberto ya no está con vida, Magdalena Robles alberga la esperanza de “que me digan dónde está para hacerle un entierro digno, que es lo que él se merece".

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Antes de concluir la entrevista, Magdalena Robles guardó un largo silencio, rompió en llanto y pronunció una frase que sin duda le salió del alma: “Mi vida ha sido solo dolor".

De acuerdo con su relato, un hermano suyo empezó a abusarla sexualmente desde que tenía cuatro años.

Yo fui violada por mi hermano mayor", explicó Magdalena Robles. “Duré en mi casa hasta los 14 años soportando todo tipo de violaciones, hasta que me escapé", añadió.

Lo más triste de la historia con su hermano es que a Magdalena Robles sus familiares –incluida su madre– le dieron la espalda y, por el contrario, creen en la inocencia de él “y a mí me ven como la mala del paseo" cuando ante todos lo señala de violador.

Nadie sabe lo que yo llevo en mi corazón. Ese tipo me dañó la vida", enfatizó Magdalena Robles, quien, a pesar de las amarguras de años y años, encontró no hace mucho un espacio “para sanar mi dolor, para cicatrizar heridas".

En efecto, Magdalena Robles fue una de las mujeres que el 9 de abril pasado, en el Teatro Colón de Bogotá, hizo parte del elenco de la obra “La vida de las ausencias", o la lucha sin fin de un grupo de mujeres de los Llanos Orientales por encontrar a sus familiares desaparecidos.

Esta obra me ha dejado muchas experiencias bonitas. Ahora es que hablo y comparto. Antes yo era una persona totalmente aislada que no hablaba con nadie", concluyó. ​