​​​Por fin Luis Uriel Casiano está con su familia

La noticia los tomó a todos por sorpresa. En la casa de los Casiano Neira nadie podía creer que el secreto a voces mejor guardado de la familia había vuelto a salir a flote después de muchos años de un silencio obligado.

 

Sucedió el 10 de enero de 2025. Ese día, funcionarios de la Unidad de Investigación y Acusación se desplazaron hasta el barrio Santa Librada, en el sur de Bogotá, para avisarles personalmente que tenían noticias de Luis Uriel Casiano y que no eran buenas: el muchacho había sido asesinado por el Ejército Nacional el 22 de septiembre de 2006 en el municipio casanareño de Maní.

 

Entonces todos palidecieron, sobre todo el patriarca de la familia, Jairo Casiano Gutiérrez, un policía jubilado de 82 años y natural del municipio cundinamarqués de Cáqueza.

 

Más de 50 años atrás, y después de un corto y furtivo amorío en Bogotá, Ana Felisa Murillo había tenido un hijo con Jairo Casiano. Su nombre: Luis Uriel Casiano Murillo, quien nació el 30 de noviembre de 1969 al parecer en la población de Guaduas, Cundinamarca.

 

Pero por los arrebatos propios de la juventud, o tal vez por el machismo imperante en aquella época, en fin, por los errores propios de los seres humanos, Jairo Casiano prácticamente se olvidó de Ana Felisa Murillo y, por consiguiente, de su hijo Luis Uriel.

 

Entonces continuó con su vida de soltero y tiempo después se casó y tuvo tres hijos. Pero una advertencia importante para ese momento: la esposa de Jairo Casiano —al decir de su hijo Gelkin Casiano— supo siempre de la existencia de Luis Uriel. 

 

Ella, sin embargo, nunca pudo asimilar ese hecho y tal vez por eso —en una especie de pacto del que no se dejó recibo— el tema del hijo extramatrimonial quedó proscrito para toda la familia, aunque en realidad todos sus integrantes lo conocían.

 

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La noticia de la muerte de Luis Uriel movió todos los cimientos de la familia Casiano Neira. Tal vez por la sorpresa, en un principio algunos de sus integrantes quisieron mostrarse ajenos al hallazgo que habían hecho los expertos de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP. No obstante, rápidamente todos reaccionaron y entendieron que Luis Uriel era su sangre.

 

No tuve mucho contacto con él por problemas de familia. Yo no me volví a dar cuenta (de la existencia de Luis Uriel) porque con esa señora (Ana Felisa Murillo) nunca nos volvimos a ver", le explicó el jueves pasado Jairo Casiano al Grupo de Relacionamiento y Comunicaciones de la Unidad de Investigación y Acusación.

 

Pero, en la década de los 70, “me tocó reconocerlo por orden de un juzgado de Facatativá (Cundinamarca). Ya él (Luis Uriel) tenía como dos años", agregó Jairo Casiano, quien templó la voz con dolor cuando recordó la última vez que vio a Luis Uriel.

 

Ocurrió hace unos 20 años. Luis Uriel ubicó el número telefónico de su padre y lo llamó. Sorprendido, Jairo Casiano le pidió a su otro hijo, Gelkin Casiano, que lo acompañara a verse con su medio hermano.

 

La verdad es que los tres tenían muy poco de qué hablar. Tantos años de silencio y distanciamiento habían enfriado todo. Jairo Casiano recuerda hoy que Luis Uriel le contó que su madre, Ana Felisa Murillo, había muerto y que su hermana (que no era hija de Jairo Casiano) trabajaba en Yopal, la capital de Casanare.

 

El otro asistente al encuentro, Gelkin Casiano, tiene claro que fue “un encuentro de una media hora, cordial y respetuoso, como la gente civilizada".

 

Nunca más Jairo Casiano volvió a saber de su hijo. Es más, hace unos cinco años le pidió a un abogado que tratara de averiguar por la ubicación Luis Uriel. La indagación fue estéril.

 

Jairo Casiano tiene 82 años, pero aparenta unos 10 menos. Es evidente que el pasar del tiempo le ha dado sabiduría, incluso para reconocer errores. Habla lo preciso. Es tranquilo e inteligente. Y eso sí, es un católico convencido y un evocador de los tiempos en que, según él, los seres humanos eran temerosos de Dios.

 

—¿Cómo recibió la noticia de la muerte de su hijo Luis Uriel?

 

—Imagínese. Uno no deja de pensar en ese momento difícil, máxime cuando fue una muerte trágica.

 

—¿Le sorprendió que Luis Uriel hubiera sido víctima de una ejecución extrajudicial o un 'falso positivo'?

 

—A mí no se me hizo extraño cuando hablaron de un 'falso positivo' porque son tantos y han hablado mucho de ese tema.

 

—Y usted, Gelkin, ¿cómo tomó la noticia?

 

—Yo siento culpa. Yo, personalmente, lo conocí durante un tiempo muy corto. Fue una media hora. Pero ahora uno se cuestiona y piensa por qué en algún momento no tomé la decisión de buscarlo si sabía que era un hermano.

 

—Don Jairo: hubiera sido bueno ayudar a Luis Uriel, ¿cierto?

 

—Yo pude haber hecho muchas cosas por él y nunca las hice. Claro, nunca imaginé lo que iba a pasar. Entonces, ciertamente, sí siento culpa y tengo un cargo de conciencia.

 

—Gelkin: ¿algo positivo en medio de esta tragedia de Luis Uriel?

 

—Claro, yo creo que esto nos ha ayudado a reflexionar, a ser mejores personas. Creo que yo pude haber actuado (y buscar a Luis Uriel), pero ese tema en la casa era vetado. Entonces, al ser vetado, era un tema muy complicado con mi mamá.

 

—Cuando se supo la muerte de Luis Uriel, ¿qué actitud tomó su mamá?

 

—(Gelkin y su hermana Liliana Casiano, al unísono) Con ella ese tema siempre es complicado, pero hoy en día uno capotea el tema mejor.

 

—(Jairo Casiano) Mi esposa conocía que yo tenía dos hijos por fuera (del matrimonio). La verdad este tema lo entiende el que lo quiere entender. Otra cosa: yo sí pensaba mucho en Luis Uriel, pero no decía nada.

 

—Don Jairo, ¿y qué le ha pedido a Dios?

 

—(En medio del llanto) Probablemente he hablado con Él, le he rendido cuentas a Él. Tal vez no me he dado cuenta, pero yo sé que muchas cosas se las he pedido a Dios. ¡Mi Dios siempre está ahí!

 

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Es viernes 28 de febrero de 2025. En el sexto piso de la sede principal de la Unidad de Investigación y Acusación, en el occidente de Bogotá, se encuentra el cuerpo de Luis Uriel Casiano Murillo. Toda es solemnidad.

 

Don Jairo Casiano, cumplido como siempre, se hizo presente con casi toda su parentela. Es, sin duda, un día grande para la familia. Llegó el momento de despedir para siempre a su hijo Luis Uriel.

 

El acto de hoy es de dignificación de las víctimas de la violencia en Colombia", dijo el fiscal Leonardo Cabana, en unas emotivas palabras y en representación de la Dirección de la Unidad de Investigación y Acusación.

 

Don Jairo —agregó Cabana—: Aquí estamos para acompañarlo en su tristeza, junto a su familia, para aliviar en algo su dolor. Después de 19 años, finalmente, usted se pudo encontrar con su hijo".

 

Luego intervino el fiscal Fabio Araque, quien adelanta la investigación por las ejecuciones extrajudiciales perpetradas por integrantes de la fuerza pública en Casanare.

 

En total, precisó Araque, fueron 31 homicidios cometidos por integrantes del Batallón de Infantería N° 44 con sede en Tauramena y comandada en el pasado por el coronel (r) Germán Alberto León Durán.

 

Uno de esos homicidios fue el de Luis Uriel Casiano.

 

De los 31 cuerpos, recalcó el funcionario, en los próximos días la Unidad de Investigación y Acusación entregará a sus familiares al menos a otros siete.

 

Sobre la muerte de Luis Uriel Casiano, Araque no dudó en afirmar que “en este caso no existió combate (como lo dijeron en su momento los militares). En realidad, los hechos se desarrollaron como producto de un plan criminal que se valió del engaño y de la sustracción ilegal de Luis Uriel de su entorno para luego quitarle la vida en situación de indefensión".

 

El último en intervenir en la ceremonia fue don Jairo Casiano. “Mi hijo falleció por culpa de la descomposición social y equivocación o falta de conciencia de algunas personas tristemente representantes de la autoridad de nuestro país".

 

Sin embargo, el adolorido padre dijo no tener resentimiento contra nadie y, por el contrario, le pidió a Dios que “nos bendiga y le conceda el perdón por las faltas que en la vida terrenal haya cometido Luis Uriel, como todos los que pasamos por este mundo".

 

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P.D.: El jueves pasado, el director de la Unidad de Investigación y Acusación, Giovanni Álvarez Santoyo, se reunió con don Jairo Casiano y sus hijos Gelkin y Liliana. 

 

La paz empieza desde nuestro interior (…) Para reconciliar la sociedad, tenemos primero que reconciliarnos internamente", les dijo el funcionario a los Casiano con emotivo tono.  ​