​​​​“Yo pido que se haga justicia porque él era un niño", dice madre de joven de 16 años que fue asesinado por militares

Neiva, 15 de febrero de 2025 Apenas se acercó a Dios, hace ya mucho tiempo, Amelia Gómez dejó de sentir odio y, sobre todo, deseos de venganza por los militares que hace 17 años asesinaron a su hijo Cristian Andrés.

Yo ya los perdoné. Yo ya no siento odio ni rencor por ellos" (o los asesinos de su hijo), le dijo el sábado Amelia Gómez, en medio de algunas lágrimas, al Grupo de Relacionamiento y Comunicaciones de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP.

En mi corazón solo hay tristeza de ver que le quitaron la vida a un joven", agregó Amelia Gómez, nacida hace 63 años en la localidad huilense de San Agustín y madre de 12 hijos.

En la jornada, en la parroquia La Medalla Milagrosa de Neiva, la Jurisdicción Especial para la Paz le entregó a la familia López Gómez el cuerpo de Cristian Andrés, quien fue asesinado a finales de junio de 2008 por corruptos integrantes del Batallón de Infantería N° 27 Magdalena de Pitalito, Huila.

 

En noviembre de 2024, el Instituto de Medicina Legal estableció que unos restos óseos que estaban en su poder en la sede de Bogotá correspondían a Cristian Andrés López.

Seis militares, hoy en retiro, aceptaron su responsabilidad en el asesinato de López Gómez. Otros dos altos oficiales están siendo procesados por la Unidad de Investigación y Acusación toda vez que se mostraron ajenos a las ejecuciones extrajudiciales o 'falsos positivos' perpetrados en el Huila, entre ellos el de López Gómez.

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El de Cristian Andrés López Gómez es un caso de esos que el cielo no perdona. Él fue retenido por las fuerzas del orden el 28 de junio de 2008. Su cadáver y el de otro muchacho aparecieron en un remoto poblado del Huila llamado Suaza y a cuatro horas por carretera de Neiva.

Ese día, López Gómez se levantó más temprano que de costumbre. Su madre, Amelia Gómez, recuerda que su hijo salió de la casa antes de las seis de la mañana. Él tenía en mente ir hasta la Plaza Cívica y dejar a punto el puesto de ventas de sus padres.

De ahí en adelante hay algunas cosas poco claras hasta ahora. De lo que sí hay certeza de ese día aciago es del dolor y el desespero de una madre.

En efecto, una vecina le avisó a Amelia Gómez que a Cristian Andrés se lo habían llevado unos uniformados de la Plaza Cívica. “Se llevaron a su hijito en un furgón", le dijo doña Carmen a Amelia Gómez.

Todo el día esperaron los López Gómez la llegada a casa de Cristian Andrés. Pero eso nunca sucedió. Entonces, sin suerte, denunciaron su desaparición. Pero el muchacho no regresó nunca.

De eso hace ya 17 años.

Jamás volvió a haber paz en la familia López Gómez. La mayoría de sus integrantes trataron de seguir adelante con sus vidas y muchos de ellos consiguieron sus parejas. 

Amelia Gómez, en cambio, quedó con su vida destrozada y nunca perdió la esperanza de que Cristian Andrés regresara con vida a su casa de Moscovia.

De ahí para acá todo cambió, ya no era lo mismo", comentó Amelia Gómez, quien prácticamente les dijo adiós a las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. 

Nadie entiende lo que yo guardo en mi corazón y en mi mente. Eso solo lo sé yo y Dios del Cielo", añadió Amelia Gómez, quien desde hace seis años vive con don Darío Acosta.

—¿Cómo era Cristian Andrés?

—Él era un muchacho tranquilo, buen mozo, bien presentado, lleno de vida, sano, buen hijo y muy apegado a mí.

—¿En qué año estaba?

—Él no quiso seguir estudiando. Se dedicó al trabajo.

—Usted dice que Cristian era muy buen hijo…

—Si, claro, Por ejemplo, si se ganaba 15.000 pesos, me daba 10.000 a mí y dejaba 5.000 para él…

—¿Qué les pide a las autoridades?

—Yo pido que se haga justicia porque él era un niño. Le quitaron la vida de una manera muy fea por el hecho de ser de una familia humilde, de una familia que para poder sobrevivir tiene que luchar y luchar.

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La ceremonia de entrega digna en Neiva estuvo encabezada por el director de la Unidad de Investigación y Acusación, Giovanni Álvarez, y por el presidente de la JEP, Alejandro Ramelli.

En una sentida intervención, Álvarez Santoyo dijo que “cada vez que estamos en un escenario como este el corazón de nosotros, seguramente, tiene sensaciones agridulces".

Por un lado, explicó, hay un amargo “porque en todo momento recordamos lo que nos ha tocado vivir por el conflicto armado. Pero también hay una sensación dulce porque nos acerca fraternamente a aquellas personas que han sufrido con más rigor el conflicto armado".

El fiscal de la JEP agregó que “hace 17 años el país perdió a un niño de 16. Un niño que tenía muchas expectativas con su vida. Cristian Andrés era muy querido por su mamá y por su familia. Él fue buscado sin cansancio por la señora Amelia y su familia".

En su concepto, “cada vez que ocurre algo como esto no solo se le causa un daño a una persona y a una familia, sino a toda la sociedad, porque cuando ocurre un hecho como el de Cristian Andrés se desaparece el futuro del país".

En tanto, el magistrado Ramelli enfatizó en que “hoy entregamos el cuerpo de Cristian Andrés, después de 17 años" de haber sido asesinado por militares “que reportaron falsamente (su muerte) como consecuencia de una confrontación armada (…) Se trató de un crimen horrible. Cuantas veces sea necesario repetiremos que Cristian no era un delincuente".

Finalmente, Bertha, hermana de Cristian Andrés López, opinó que “la pérdida de un ser querido no se la deseo a nadie. Un niño no debería pasar nunca por esto. Cristian era un niño bueno, con sueños, con aspiraciones, con muchos ideales".

Quiero decirle a la gente que le hace daño a la sociedad que debe parar (…) Todos tenemos derecho a la vida digna", concluyó.