Zambra Milena Rodríguez o la historia de una imbatible lideresa de Granada, Meta
Cuando estaba cerca de cumplir los 18 años, Sandra Milena Rodríguez empezó a tramitar los documentos para sacar su cédula de ciudadanía.
Sin embargo, en medio de las diligencias, se llevó una sorpresa mayúscula: en el registro civil, por un error de un empleado de la notaría del municipio metense de Mesetas, apareció que su verdadero nombre era Zambra Milena y no Sandra Milena.
Entonces en la Registraduría le explicaron que con un sencillo papeleo se podía enmendar el error y quedar oficialmente para siempre como Sandra Milena.
“Qué va. Quedémonos así", pensó ella en voz alta. Además “es un nombre único porque no hay más Zambras", reflexionó la conspicua mujer de 46 años y madre de seis hijos.
Y para darle más fuerza a su determinación, Zambra Milena buscó en el diccionario y encontró que la palabra zambra significa jolgorio, juerga, jaleo y hasta fiesta, “como debería ser la vida de todo el mundo", creyó para sus adentros la entonces jovencita.
¡Cuán equivocada estaba!
La verdad es que la vida de Zambra Milena Rodríguez Mendoza ha estado marcada casi siempre por las vicisitudes.
Para empezar, sus orígenes se remontan a la otrora conflictiva población de Cimitarra, en el departamento de Santander. De allá era su papá y también su abuela, quien se encargó de su crianza.
Su padre, Luis Felipe Rodríguez, fue desaparecido a principios de los años 80. En su familia nunca hubo claridad sobre el autor de la desaparición.
De hecho, la abuela le contó muchas veces a Zambra Milena que para esa época en Cimitarra estaban todos los actores del conflicto armado. Es más, en medio de toda esa guerra en el Magdalena Medio también fueron asesinados el abuelo y un tío de Zambra Milena.
Entonces, ante tanta violencia, la familia Rodríguez Mendoza optó por abandonar Cimitarra y todos sus integrantes terminaron en Mesetas.
Allí transcurrió la infancia y también la juventud de Zambra Milena. Fueron tiempos de relativa tranquilidad, hasta el 2000. El motivo: ese año fue desaparecido su hermano Alexander, de apenas 19 años.
“Preguntamos y preguntamos por él. Solo nos dijeron que estaba en unas jornadas de trabajo en las carreteras. En esa época la guerrilla era la que organizaba esas jornadas. Nunca volvimos a saber de él", agregó Zambra Milena, triste y sin rodeos.
Por la misma época de la desaparición de Alexander, igual suerte corrieron en Mesetas su suegro y uno de sus cuñados. Los victimarios pudieron ser guerrilleros o paramilitares. Jamás hubo precisión sobre ese asunto.
Corría el 2001.
“Siempre he vivido en el entorno de la guerra", le dijo Zambra Milena al Grupo de Relacionamiento y Comunicaciones de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP durante un reciente encuentro en Villavicencio con víctimas del conflicto armado.
En 2004, Zambra Milena y su familia decidieron dejar Mesetas y desplazarse hacia el municipio de Granada, también en el Meta. El motivo: la guerrilla —según su versión— quería reclutar a su hijo.
El chico tenía apenas 10 años.
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Acorralada por el conflicto armado, y con escasos 25 años, Zambra Milena empezó a hacerle frente a la vida en Granada. Tocó las puertas de algunas entidades, pero sin resultados positivos.
Fue entonces cuando una amiga suya le comentó que una dependencia clave de la Iglesia Católica —Pastoral Social— les ayudaba a los menos favorecidos y a las víctimas del conflicto armado.
“Allí tuve un apoyo inmediato para las necesidades que tenía en el hogar. Me dieron también capacitación espiritual y nos explicaron los derechos que teníamos", añadió Zambra Milena, quien todavía recuerda un comentario sorpresivo que le hizo una experta de Pastoral Social: “Usted siempre ha sido lideresa, pero hasta ahora se viene a dar cuenta".
En efecto, al decir de Zambra Milena, ella siempre estuvo interesada en ayudar a la gente que necesitaba y sufría. Entonces, muchas veces contra viento y marea, se aferró de Pastoral Social para ayudar a las decenas de necesitados que hay en Granada.
En concepto de Zambra Milena, si bien las ganas de hacer bien las cosas es clave en el activismo, no menos importante es la capacitación académica. Por eso ella no se pierde taller o charla que le ayude a crecer como lideresa y, sobre todo, como persona.
Con sorna, Zambra Milena cuenta que en las entidades públicas de Granada la miran de forma ambivalente: con admiración o con prevención.
Con admiración, por lo que hace por los más necesitados, y con prevención, porque “soy una piedrita para las entidades y en ellas dicen: 'Ya llegó Zambra y ella sí sabe cómo se hacen las cosas".
—¿Cuál ha sido la clave para conseguir sus objetivos?
—Hablar y reclamar con argumentos.
—Nos contaba que su esposo murió en un accidente en 2010. ¿Con quién vive ahora?
—Tengo una pareja que trabaja la agricultura.
—Aparte del activismo, ¿tiene algún otro trabajo?
—Soy la coordinadora de la Mesa de Víctimas de Granada. También soy representante de la Mesa Departamental de Víctimas.
—¿Qué espera de la desmovilizada guerrilla?
—Que diga la verdad.
—¿Qué pide para usted?
—Que me digan dónde está mi hermano para que yo pueda recogerlo y llevarlo a una tumba.